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martes, 22 de septiembre de 2009

El hombre que retrató a Lisbeth Salander


Gino Rubert, el autor de las portadas de Millenium de Stieg Larsson, expone en Barcelona

A pesar de haber expuesto en galerías, museos y centros culturales de diferentes países, a Gino Rubert se le conoce gracias a su trabajo como ilustrador de las portadas de la trilogía de Stieg Larsson. Esa mujer lánguida, de mirada inquietante y con cuerpo casi de títere, no pasó desapercibida en las retinas de los lectores, provocando que muchos se acercaran por primera vez al libro debido al magnetismo de la portada.
El pasado 17 de septiembre, el artista mexicano-catalán inauguró su nueva exposición Irma lentamente en la Galería Senda (c/ Consell de Cent 337-Barcelona), que permanecerá abierta al público hasta el 24 de octubre.

La muestra se compone por más de una docena de cuadros que combinan el collage hecho con dibujos, acuarelas, fotografías, plásticos y cabello, entre otros materiales. Al igual que en las portadas que le han catapultado a la fama absoluta, contrastan las tonalidades grises de los cuerpos de las féminas con los colores vivos utilizados para resaltar sus ojos, labios y uñas. Las figuras masculinas aparecen siempre en segundo plano y, según destaca el propio autor- que también aparece como personaje en su propia obra-, sus expresiones nos dicen que se sienten felizmente dominados por la mujer. Interpretación que no debió quedar demasiado clara entre algunos críticos, que tacharon la obra de misógina. El artista, con sentido del humor, subrayó que el caprichoso destino quiso que el empujón definitivo a su carrera se lo diera, precisamente, un libro que se titula Los hombres que no amaban a las mujeres.


Ante más de una treintena de asistentes, Gino Rubert explicó cómo gracias a su trabajo como ilustrador de la edición que Círculo de Lectores y Galaxia Gutenberg hicieron de Salomé (Oscar Wilde), la editorial Destino pensó en su mano e imaginación para decorar las portadas de la célebre trilogía Millenium. El artista, que no creó expresamente las portadas para la ocasión sino que prefirió recuperar antiguos trabajos, destacó con humildad que tanto la edición castellana como la catalana tienen un impacto visual que no se encuentra en otras ediciones extranjeras. “La alemana no me gustó porque creo que se escogieron los colores erróneamente. La inglesa está bien, pero es demasiado convencional, ya que aparece una chica de espaldas con un tatuaje de un dragón”.

El público hizo hincapié en que él había sabido plasmar a la perfección la ambigua personalidad de la protagonista femenina del libro. Una opinión que él comparte a medias. “Me sorprende porque Larsson habla de Lisbeth como una chica muy joven, de aspecto aniñado: con poco pecho, pelo corto y rodeada de piercings y tatuajes. La mujer que yo presento no coincide en absoluto con esta descripción, pero aún así, yo también creo que tienen mucho en común”.



Gracias a la exposición Irma lentamente, los asistentes descubrirán que hay vida más allá de Larsson y que, de hecho, las portadas no son, ni de lejos, las mejores creaciones de Gino Rubert. Aunque sí encontrarán elementos y patrones comunes. “No me gustan las obras que te enseñan algo y no dejan lugar a la imaginación. Yo apuesto por dejar puertas abiertas. Para mí, una pintura funciona cuando sugiere, no cuando explica. Lo ideal es que guste pero también que moleste, igual que cuando uno está enamorado”. No es de extrañar, pues, que el rostro de la chica de las portadas sea un antiguo amor del artista, la ilustradora argentina Tamara Villoslada. Aunque para la mayoría siempre será Lisbeth Salander: hacker, víctima y verdugo y eterna enamorada de Kalle Blomkvist de los cojones.

Irma lentamente, Gino Rubert
17 de septiembre- 24 de octubre de 2009
Martes a viernes de 10.30- 14h y 16-20 h
Sábados de 11- 14 h y 17-20.30h
Recordamos que la entrada a las galerías de arte es gratuita
Más información en:
http://www.ginorubert.com/ y http://www.galeriasenda.com/

miércoles, 2 de septiembre de 2009

La Gárgola, Andrew Davidson


LA GÁRGOLA
(The gargoyle)
ANDREW DAVIDSON
Editorial Seix Barral
Primera edición: octubre de 2008
Depósito legal: B.37.186-2008
ISBN: 978-84-322-3178-0
494 páginas



Un hombre cuyo nombre desconocemos conduce borracho por una carretera. Es un hombre atractivo, estrella del cine porno y exitoso. De repente visiona una multitud de flechas luminosas y pierde el control del coche. La botella de bourbon que bebía se confunde con las llamas provocadas por el accidente, y cuando el protagonista se despierta en un hospital ya no queda nada de lo que fue: ahora su cara está totalmente deformada, tiene gran parte del cuerpo quemado y le han amputado varios dedos, además de su pene.

Mientras está ingresado en la unidad de quemados, una paciente de psiquiatría llamada Marianne Engel empieza a visitarle. Ella es una excéntrica escultora de gárgolas que le asegura que no es la primera vez que se encuentran, ya que en el siglo XIV, cuando ella era una monja recluida en un monasterio y él un mercenario, vivieron una hermosa historia de amor. Además de su propia historia, Marianne le relatará otras apasionadas historias que devolverán al protagonista la ilusión por la vida, aun después de haberlo perdido todo. Sin embargo, una pregunta ronda por su mente ¿está loca Marianne o realmente se amaron hace setecientos años?

El canadiense Andrew Davidson ha tardado cerca de siete años en escribir su primera novela. El manuscrito fue acompañado por una carta del autor donde exponía al agente literario los motivos por los cuales no debía contratarle: que era excesivamente larga -el original superaba las 800 páginas-, que era difícil de adaptar cinematográficamente y que no era fácil de catalogar en ningún género. Por fortuna, el agente se sintió fascinado por esta novela sobre “el poder del amor para cambiar una vida” y la compró, con la única condición de que la acortara un poco.

Si algo no se le puede negar a este libro es su ambición y contenido, el cual, siendo equiparable a las muñecas rusas, incluye diversas historias en una misma novela. Por este motivo, hay que agradecerle profundamente al autor los variopintos sentimientos y sensaciones que nos hace experimentar como lectores. El relato empieza con unas páginas lúgubres y tenebrosas sobre el descenso de un hombre a su particular Infierno –son constantes las referencias que hay a La Divina Comedia de Dante Alighieri-, pero conforme avanza la trama, este relato de terror va dejando paso al amor y a la esperanza.

El contrapunto entre el sombrío protagonista y Marianne, esa particular Scheherazade actual, resulta interesantísimo. El relato juega en todo momento con la ambigüedad, estableciendo un juego de luces y sombras constante. El lector, al igual que el protagonista, dudará de la veracidad de la historia. Sin embargo, lo más importante es que se dará cuenta de que, al fin y al cabo, eso es secundario. Si lo que vivimos (y leemos) nos hace sentir bien, ¿para qué cuestionarnos?

viernes, 16 de enero de 2009

Cómo hablar de los libros que no se han leído (Pierre Bayard, Anagrama)


"Para conocer la cosecha y la calidad de un vino no es necesario beberse el tonel entero. Debe ser facilísimo decir en media hora si un libro vale algo o no vale nada".
Oscar Wilde

Probablemente todos nos hemos visto alguna vez en la situación de tener que hablar de un libro que no hemos leído. Para algunos es un momento incómodo que afrontan con timidez, mientras otros son capaces de elaborar un lúcido discurso a raíz de lo que han oído o leído sobre él. Los más valientes, incluso, basarán su opinión en el visionado de la adaptación cinematográfica -con el evidente peligro que sabemos que ello conlleva: tramas cambiadas, personajes que desaparecen o se funden con otro…-

El objetivo que tiene Pierre Bayard en este libro de sugerente título es precisamente desacomplejarnos: intenta que asumamos con naturalidad esta inocente trampa que, seguro, es más común de lo que creemos.

Sin ir más lejos, el propio autor, profesor de literatura francesa en la Universidad de París, confiesa abiertamente hacerlo comúnmente. Por ejemplo: el Ulises de Joyce. No lo ha leído, no piensa hacerlo y sin embargo sabe que es una readaptación de La Odisea, que es un largo monólogo interior, que la acción se desarrolla en Dublín durante un día…información suficiente para considerar que, pese a no haberlo leído, está capacitado para mantener una conversación sobre su contenido.


Para aquellos escépticos que aún no vean con buenos ojos esta práctica, el autor propone una acertada reflexión: incluso el más ávido lector siempre será un no-lector, puesto que el número de lecturas pendientes siempre será infinitamente mayor que el de lecturas realizadas.

Pensémoslo un minuto. ¿Cuánta gente conocemos que no ha leído el clásico de Shakespeare Romeo y Julieta y sin embargo conocen a la perfección su historia? ¿Es más válida la opinión de alguien que leyó un libro y después lo olvidó que la de otro que sin haberlo leído está perfectamente informado sobre él? ¿Qué opináis al respecto?

Mediante ejemplos prestados de la literatura
(Proust, Umberto Eco, Oscar Wilde…) y el cine (Atrapado en el tiempo, con Bill Murray), el autor ofrece prácticos consejos para que el lector sea capaz de elaborar un discurso coherente acerca de un libro que no ha leído. Teniendo en cuenta, eso sí, multitud de factores como por ejemplo quién es el interlocutor: un amigo, un profesor – y aquí nos obsequia con un capítulo interesantísimo sobre cómo una tribu africana (los tiv) acogen la pieza teatral Hamlet- ante el propio escritor de la obra o con el ser amado.

Cómo hablar de los libros que no se han leído es un ensayo interesante que sin duda invita a reflexionar acerca de la literatura y sobre los hábitos de lectura. Sin embargo, al acabarlo probablemente a más de un lector le quede la sensación de que el autor, en lugar de darnos las claves para aprender a hablar de los libros no leídos tal y como anuncia en su título, más bien se ha decantado por explicarnos -y persuadirnos- de que hacerlo no es negativo.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Ya sólo habla de amor: Ray Loriga

Sebastián tiene cuarenta años, es traductor de Blake y está pasando un mal momento: no tiene ningún aliciente para vivir, pero tampoco tiene fuerzas para suicidarse.

Una noche se dirige hacia una fiesta en la Embajada Suiza a la que no tiene ganas de asistir. Allí le espera Mónica, una mujer fantástica a la que desea amar. A pesar de poner empeño y ganas en sacar a flote esta nueva relación, el recuerdo de su ex mujer sigue demasiado presente en su vida.

Pero una fémina como Mónica no puede permanecer sola mucho tiempo en una fiesta sin que alguien la saque a bailar. Y ahí aparece Christian, un apuesto suizo que pide permiso a Sebastián para bailar con esa estupenda mujer que, a pesar de ir acompañada, se siente más sola que ninguna.

Este joven despertará un profundo interés en Sebastián, ya que los ojos vivos del suizo, son los que le gustaría tener a él.
Esa fiesta en la que se siente marciano, será el lugar idóneo para que el protagonista empiece a divagar sobre el sentimiento más universal del mundo: el amor.

El título que ha escogido Ray Loriga para su nueva novela es apropiado y sincero. Ya que, sin engaño alguno, nos desvela que se trata de una historia en la que se habla mucho, pero en la que apenas pasa nada.

El hilo argumental es una especie de patchwork compuesto básicamente por recuerdos, reflexiones y sentimientos.

Ray Loriga en la presentación del libro en Barcelona

El protagonista también es un personaje estático: no sabe amar pero sin embargo anhela morir de amor. Su soledad forzada contrasta con el espacio donde se desarrolla toda la acción: en un lugar en el que todo el mundo baila e interactúa, él permanece quieto y se siente fuera de lugar. Sebastián dedica su tiempo a pensar en el amor, a intentar averiguar por qué no supo amar y a valorar la posibilidad de aprender a hacerlo algún día.

El narrador omnisciente nos explicará muchísimos detalles acerca de Sebastián, tantos que uno tiene la sensación de conocerle de toda la vida. Y ése es quizá, el mayor handicap de la obra. Siempre resulta agradable sentir cercanos a los personajes, olvidar que sólo viven en el papel; sin embargo, considero innecesario dedicar tres cuartas partes de la obra a detallar su personalidad cuando, ya en las primeras páginas, ha quedado claro su perfil. Esta reiteración sólo acrecienta el ritmo pausado y repetitivo de la obra.

Loriga tarda demasiado en dar el giro necesario a su historia: Christian aparece tarde y las continuas reflexiones de Sebastián provocan una inevitable sensación de déjà vu.

Su estilo es bueno, su prosa es excelente y acierta con las metáforas, pero a grandes rasgos me parece una obra lenta y a la que le falta un poco de contenido. Menos mal que al menos el narrador sentencia algo muy importante acerca de Sebastián: Se sabe muerto ahora, pero no muerto para siempre”. Lástima que el lector, que tan bien ha llegado a conocer al personaje, se quede con las ganas de comprobar ese cambio tan necesario.

Reseña publicada en www.ciberanika.com

lunes, 24 de noviembre de 2008

¿Sabemos vivir bien? Más de 40 personas nos dan consejos para aprender a ser felices

¿Sabemos vivir bien? ¿Somos capaces de aprovechar nuestro tiempo como debiéramos? ¿Qué elementos hay que tener en cuenta para conseguir la felicidad?
Diferentes personalidades de diversos ámbitos como el Dalai Lama, Mijail Gorbachov, Mario Vargas Llosa o Michael Douglas entre otros, nos dan las claves para conseguirlo en El arte de vivir, de Claire Elizabeth Terry.

En un mundo devastado por crisis económicas, pobreza, guerras y desastres naturales, parece que cada día cuesta más vivir bien. Aún así, Terry– editora- no pierde la esperanza y aporta su granito de arena con un libro muy práctico y lleno de consejos.

El arte de vivir se divide en 10 capítulos que simbolizan 10 elementos imprescindibles para conseguir la felicidad: Pensar, Respirar, Ver, Mensajes de la madre Tierra, Soñar, Amar, Reconciliar, Arte, Vivir y Morir.

Conocedora de la ardua tarea que se ha propuesto, la autora no ha trabajado sola, sino que se ha rodeado de más de 40 personalidades de diferentes disciplinas para que ilustren sus pensamientos e ideas prácticas. Y es que Terry asegura que el principal objetivo de este libro es “aunar recursos para ayudarnos mutuamente y conseguir ser más felices”.

Los participantes son de diferentes culturas, religiones, nacionalidades y profesiones. Lo que evidencia que, relacionado con las grandes cuestiones de la vida, todos somos iguales. Ahí van algunos ejemplos:

El Dalai Lama nos recuerda que el ser humano siempre ha sido social y que por ello es vital que aprendamos a vivir en comunidad.
El actor Michael Douglas nos sorprende dejando de lado su carrera profesional, y asegurando que en este momento, prefiere “hacerle tortitas a los niños” y disfrutar del éxito de su mujer, la también actriz Catherine Zeta Jones. Mientras, Mario Vargas Llosa escribe sobre la importancia de la literatura para abrir nuestras mentes y ser más tolerantes.

El escrito de la centenaria Alice Herz-Sommer, superviviente del Holocausto, es de aquellos que difícilmente puedes olvidar. Ella, que tanto ha sufrido, nos da una poderosa lección de humanidad al asegurar que el odio es el peor de los sentimientos y que el hecho no haberlo sentido nunca es el secreto de su longevidad. La cantaora Mayte Martín confiesa sentirse orgullosa de sus equivocaciones ya que, aunque erróneas, siempre provienen de “una decisión meditada”.

C.Elizabeth Terry con Mijail Gorbachov

Además de saber qué opinan algunos intelectuales sobre grandes cuestiones, también resulta enriquecedor descubrir algunas iniciativas y prácticas culturales bien diferentes a las que estamos acostumbrados. Es el caso del Banco Grameen, que ha llevado a cabo un exitoso proyecto consistente en ofrecer créditos a personas sin aval en el Bangladesh rural para intentar erradicar la pobreza de la zona. O una curiosa tradición de una zona concreta de China -Lago Lugu- donde el amor lo conciben de una forma cuanto menos, atípica: para evitar problemas y malos entendidos, los hombres y mujeres pasan la noche juntos, pero al amanecer cada uno sigue su camino – a pesar de tener hijos comunes y demás-.

Como suele pasar con los libros corales, algunos escritos resultan especialmente interesantes, otros menos y, por qué no reconocerlo, alguno puede que incluso un tanto aburrido o repetitivo. Pero en general, se trata de una obra con una fuerte carga filosófica – eso sí, escrita de manera directa y sin excesivas florituras- que gustará a las personas a las que les interesan los temas espirituales y que se preocupan por aprender a vivir mejor y de cuidar de nuestro planeta.

Cabe señalar que este libro es un proyecto solidario y que el dinero recaudado se destinará a la ONG Green Cross, creada por Gorbachov, y que trabaja para fomentar el diálogo intercultural y el crecimiento sostenible de la Tierra. Más información en: http://www.greencross.org/

Próximamente entrevista con la autora en Anika Entre Libros.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

El beso


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio.

Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura.

Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.


Texto:Capítulo siete de Rayuela, Julio Cortázar
Foto: Desde un mirador de Granada.

viernes, 24 de octubre de 2008

¿De cuántas injusticias has sido víctima?

Selene vivió en el siglo XVI y hacía las labores de un médico: ayudaba a nacer y ayudaba a morir, pero cuando los hombres empiezan a estudiar medicina, parece que ella estorba y es quemada en la hoguera por bruja.

Ainur es la primera mujer en España que gana un juicio por acoso sexual laboral; a pesar de que ella es la víctima, se ve obligada a huir de alguien que le manda anónimos amenazantes.

Intentando buscar paz y equilibrio, se refugia en un pequeño y misteriosos pueblo de Asturias que aparece y desaparece con la niebla. Allí todos los habitantes son tullidos y ella se enamora del farero del pueblo, una especie de filósofo que vive en un faro que no alumbra y que lee periódicos atrasados. Junto a él y otros pintorescos personajes como la malvada Consuelo, Ainur redescubrirá la historia de Selene, una mujer adelantada a su tiempo y que, igual que ella, fue acusada injustamente y tachada de maldita.

Asegura Eugenia Rico que todos hemos sido alguna vez acusados de algo o, peor aún, perseguidos por algo de los que somos inocentes. Por eso utiliza una novela sobre la caza de brujas como emblema de esas pequeñas persecuciones que hoy día también ocurren: “los verdugos son siempre los mismos, cambian los rostros”, puntualiza.

Actualmente no hace falta que te tachen de bruja para ir a la hoguera, basta con ser discriminado por tu color, tu religión, por ser demasiado guapa o demasiado fea, esquelética o gorda. Así pues este libro se teje como un elaborado alegato contra la odiosa tendencia actual de etiquetar a las personas y de rechazarlas si no son como nosotros.

Aunque seamos malditas es, sin duda, un libro ambicioso. No es una novela al uso, pues en su interior se encuentra una especie de catálogo de las diferentes formas y géneros con las que se puede jugar en literatura: múltiples puntos de vista -tan bien elaborados que nunca provocan confusión-, recortes de periódico que nos desvelan piezas clave de la trama, falsas sentencias de la Edad Media, y falsas tesis doctorales, un anónimo que amenaza de muerte a la protagonista o páginas prácticamente en blanco, pero que incluyen en tan sólo dos líneas mucha filosofía.

La doble trama, igual y diferente al mismo tiempo, resulta muy atrayente y se alterna con el ritmo adecuado. La galería de personajes parece recién salida de un cuento de Tim Burton y todos tienen la dosis necesaria de misterio para que nos resulten inquietantes. Los amantes de la literatura también agradecerán el juego metaliterario que propone la autora e incluso la multitud de referencias literarias que bien pueden interpretarse como una lista de grandes títulos que hay que leer: Cumbres Borrascosas, Hamlet, Los pazos de Ulloa, Bartleby, el escribiente o Grandes Esperanzas.

Nos encontramos ante una novela original, arriesgada y difícil de etiquetar, algo absolutamente idóneo teniendo en cuenta la moraleja del libro. Así que, sencillamente, si alguna vez habéis sido acusados, os han señalado con el dedo o si os habéis sentido culpables aún siendo inocentes, leed este libro con pasión. Es un buen remedio para dejar de estar maldito.

Reseña publicada en www.ciberanika.com
Próximamente entrevista con la autora.

jueves, 2 de octubre de 2008

200 locuras para que te quedes conmigo


Martín es un profesor acomplejado por sus quilos de más, inseguro y muy sentimental. Lleva toda la vida enamorado de Alicia, aunque nunca se ha atrevido a confesárselo. Cuando ella le anuncia que se va a Nueva York, Martín parece reaccionar y, ante el temor de perderla para siempre, acepta convertirse en un improvisado detective para retenerla a su lado.

Si te apetece pasar un buen rato, reírte con ingeniosas ocurrencias y meterte en una inquietante historia detectivesca, 200 locuras para que te quedes conmigo es probablemente la mejor opción.

Martin Piñol disfruta divirtiendo a la gente, se lo ha pasado en grande escribiendo su libro y eso se transmite en cada una de sus páginas. Sólo por conocer al protagonista ya merece la pena la lectura. “Cuando tenía 13 años, todos los tíos de clase esperaban la hora de natación para ver las tetas de las niñas. Y resultó que la tía más desarrollada del curso era yo. No me quejaré de los traumas que coleccioné en aquel entonces. Simplemente te diré que cada vez que tenía que salir del vestuario, con mis ojeras, mi piel blanquita de geisha y la carne peluda que me sobresalía de cada nalga, parecía un oso panda puta”.

Piñol combina a la perfección la intrigante trama con dosis de humor e ironía, pero también mucho romanticismo, que harán que el lector pase de la carcajada a la sonrisa más tierna. Se trata de una novela sobre últimas oportunidades –de ahí el atrayente título- y los sucesos que nos hacen abrir los ojos y nos empujan a actuar. ¿Y qué mejor razón que el amor?
Los lectores que disfruten con el libro -¿es posible no hacerlo?- desearán saber más sobre este chico de marcado acento catalán que adora los macarrones. (Podéis seguirle la pista como monologuista de la Paramount Comedy). Sus ocurrencias le empujan a parar la narración para hacer incisos como este: “pero no te lo voy a contar todo aquí, porque a mi me saldría un capítulo muy largo, y a ti, si lo estás leyendo en el váter, se te agrietaría el culete”.

Piñol es un chico peculiar: inventó un trailer para promocionar su libro donde desafía al mismo Cervantes y su objetivo es que con sus libros la gente recupere la ilusión por la lectura. Quizá esa meta sea un tanto utópica, probablemente no baste un libro para hacerlo, pero sin duda será una gran contribución.
Gracias a su historia el lector olvidará momentáneamente la parte gris de la vida, reirá sin prejuicios y disfrutará soñando ser un detective tan defectuoso como la vida misma. Martí Piñol impulsa a que se ponga toda la carne en el asador cuando deseamos algo de verdad. Y es que como él mismo dice: No hay derrota más triste que aquella en la que te matan antes de pisar el campo de batalla”.
Si queréis saber más sobre Piñol y descubrir en qué se parecen el humor y los macarrones, aquí tenéis la entrevista que le hice para Anika Entre Libros: http://www.libros2.ciberanika.com/desktopdefault.aspx?pagina=~/paginas/entrevistas/entre251.ascx

lunes, 29 de septiembre de 2008

Diario de una ninfómana



Diario de una ninfómana es una breve porción biográfica con olor a sexo. Un relato donde la autora comparte sus vivencias con el lector, cómplice de unos secretos tan íntimos que prácticamente se siente un voyeur al pasar cada página.
Muchos conocemos a la francesa Valerie Tasso por sus incursiones en programas de televisión o radiofónicos, pero antes se doctoró en Sexología y mucho antes fue puta.

Este falso diario se basa en tres grandes pilares mediante los cuales el lector podrá conocer a la autora. Valerie relata tres etapas que marcaron su vida y que la convirtieron en la mujer que es hoy.

En el primero abundan las descripciones sobre encuentros sexuales con desconocidos y viejos amantes - como el árabe Hassan, quien adora introducirle botellas de Coca Cola por la vagina- . Aquí la autora se muestra como una mujer desinhibida y dispuesta a experimentar. Una mujer a la que le gusta disfrutar y hacer que los demás disfruten.

Estas historias se ven interrumpidas cuando ella se enamora de Jaime, el segundo gran ítem de su diario. Con él descubre el amor y, a pesar de tener relaciones sexuales satisfactorias, llega a reconocer que "el sexo para mi ha pasado curiosamente a un segundo plano". Ahora sabe que el sexo no es su único mecanismo para sentirse querida. El interés de la trama aumenta cuando pronto se descubre que Jaime - con físico de Imanol Arias- ha tejido su vida a base de mentiras y la acaba traicionando de todos las formas en las que una mujer puede ser traicionada.

Tras esta relación rasgadora, Valerie decide trabajar como puta -el tercer gran apartado de la novela-. Durante estos capítulos, el lector conocerá a algunos de los clientes que buscan a Valerie, sus motivos, sus manías y sus fetichismos… pero también el lado más tierno de su autora, una mujer de éxito que por un cúmulo de circunstancias decidió vender su cuerpo.

Valerie Tasso, conmigo y mi hermano, Joan Manel Tena, tras entrevistarla en el programa de radio que dirige él; Sense Problemes.

Uno de los mayores logros del libro es que la escritora ha realizado un trabajo exquisito en cuanto a la forma, ya que, teniendo en cuenta el tema del que trata, podría haber sido fácil caer en lo sórdido y la vulgaridad. Sin embargo, Tasso –licenciada en Lenguas Extranjeras y Dirección de Empresas- consigue encontrar la palabra adecuada para trasmitir sus emociones, evitando lo malsonante pero también los eufemismos.

Esta obra va más alla de su título. Los que lo lean esperando un diario al uso contando detalles escabrosos y de alto contenido erótico, se decepcionarán. En cambio gustará a los que quieran ser testigos del cambio de una mujer a base de golpes, pero que nunca pierde la fe en sí misma y que consigue mantener un alto nivel de superación y conocimiento.
Y sobre todo, servirá para dar a conocer a una mujer muy inteligente y a una valiente escritora, que se adelantó a futuras críticas alegando: He utilizado el sexo como medio para encontrar lo que todo el mundo busca: conocimientos, placer, autoestima y, en definitiva, amor y cariño. ¿Qué hay de patológico en eso?”.

Próximamente entrevista con la autora.

El 17 de octubre, se estrena la adaptación cinematográfica de Diario de una ninfómana.

martes, 23 de septiembre de 2008

Rizar el rizo puede ser perjudicial

Vida Winter es una anciana escritora de éxito. Sus lectores adoran sus novelas, pero nadie sabe nada acerca de ella. Ni siquiera su verdadero nombre. En cada entrevista que concede, inventa un pasado. Y el auge de su leyenda tiene mucho que ver con un misterio que rodea su mejor obra: Trece cuentos de cambios y desesperación; ya que tras el cuento número doce sólo hay páginas blancas. El décimotercero parece que no existe.

Margaret se refugia en los libros desde que su madre la culpó de la muerte de su hermana gemela y dejó de hablarle. Ahora trabaja en la librería de su padre y es una biógrafa aficionada.
Un día recibe una misteriosa carta de Vida Winter, quien sintiendo cercana su muerte, le asegura que por primera vez quiere contar la verdad. ¿Pero por qué la ha escogido a ella?
Después de leer la sinopsis el libro puede parecer interesante. Sin embargo, me he llevado una decepción de las grandes. Diane Setterfield -profesora de universidad de literatura francesa- empieza con muy buenas intenciones y un estilo loable, pero después cae en picado.

El mayor logro de la novela es la atmósfera de misterio que la envuelve hasta la mitad de la narración. La escritora sabe usar bien sus cartuchos literarios y va aportando las dosis necesarias para crear un thriller bastante digno: personajes que ocultan grandes secretos, suspense, incógnitas resueltas y nuevos enigmas. ¿Por qué son tan importantes las hermanas gemelas en la historia? ¿Qué pasó con la de Margaret? ¿Quién es realmente Vida Winter? ¿Qué contaba el cuento número trece?

Las páginas se van devorando con ansia porque el lector desea descubrir el gran final que, intuye, le dejará boquiabierto. Espera el último gran truco que lo convierta en un libro redondo. Y sin embargo, una vez descubierto, uno se siente embriagado por un inevitable sentimiento de desazón.

Da la sensación de que la autora ha cultivado durante demasiadas páginas un misterio que luego ha sido incapaz de resolver. El hilo narrativo se le ha liado torpemente y llega a un punto en el que ya no sabe cómo deshacer ese nudo, provocando que se decante por un final apresurado, inverosímil, exagerado e incluso infantil.
En definitiva, Setterfield ha rizado tanto el rizo que lo que ha conseguido es que los últimos capítulos desmerezcan el conjunto de su trabajo, que en principio resultaba interesante.
El recurso de las hermanas gemelas daba juego, pero sin duda, no para tanto.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Busco señor para amistad y lo que surja...


Cuando uno lee las historias que Empar Moliner explica en Busco señor para amistad y lo que surja (Ed.Acantilado) tiene dos hipótesis. Una, que la escritora catalana tiene un talento increíble para explicar esas pequeñas cosas que hacen que la vida sea diferente y emocionante. Dos, que está completamente loca. Aunque probablemente estas cuarenta crónicas sean una mezcla de ambas.

Con la excusa de que “no echaban nada bueno en la tele”, esta ex cabaretera y ex actriz va a pedir presupuesto para hacerse un refugio atómico, le escribe una carta al obispo de Barcelona para pedir que la Iglesia Católica la borre de la lista de creyentes, consulta a un adivino sobre el futuro de la lengua catalana (desternillante) o se pasa una semana realizando el trayecto Plaza Cataluña- La Pedrera para ver cuántos pasos ha caminado. Todo ello narrado de forma irónica, sarcástica, con un increíble sentido del humor, pero también con ternura.

Moliner asume el rol de observadora de la vida y encuentra el placer en los pequeños detalles cotidianos, eso sí, siempre tratados desde un punto de vista original y mágico. ¿Quién sino iba a hacer una crítica de la LOCE a través de las anotaciones de una agenda escolar encontrada en la basura? Su propuesta se convierte en un potente revés para aquellos que crean que el periodismo no puede ejercerse de forma original y sobre todo humorística. Estas crónicas resumen la esencia de ese periodismo gonzo por el cual apostaba Hunter S. Thompson y dónde importan de forma equitativa tanto las historias como las peculiares anotaciones que nos propone la autora.

El protagonista de El guardián entre el centeno (J. D. Salinger, 1951), Holden Caulfield, explicaba que sabía cuándo le había gustado un libro si al acabarlo le entraban ganas de ser amigo íntimo del autor, para poder llamarle por teléfono siempre que le apeteciese. Las personas que se enfrentan a la vida diaria con vital optimismo, que ríen viendo series como Ally McBeal y consideran que la vida es un lugar lleno de pequeños placeres, seguramente querrán conseguir el teléfono de Empar y poder pasar largas horas hablando con ella. Total, como tampoco echan nada en la tele...

Reseña publicada en www.ciberanika.com

martes, 16 de septiembre de 2008

El oficio más divertido que un día de vacaciones

Ahora que está tan reciente la vuelta al trabajo y a la rutina, puede parecer inverosímil afirmar que hay oficios que son más divertidos que un día de vacaciones. Sin embargo, si el día a día laboral incluye comer un sandwich con Hugh Grant, recibir un dibujo del creador de Los Simpson o compartir una animada charla con una guapa actriz, quizá los escépticos empiecen a hacerse una idea de que eso es posible.

Jaime Fuertes es crítico cinematográfico y su libro Un negocio de cine (Ed. Almuzara) desvela la cara más amable y la menos conocida de la industria cinematográfica.

Hay libros cuya lectura resulta una experiencia gratificante: se leen de forma amena, nos sorprendemos con las curiosidades que nos cuenta y pasamos un rato agradable. En menos ocasiones suele ocurrir que esa experiencia pase también a ser enriquecedora. En esos casos, al pasar la última página aparece una sonrisa -también puede ir acompañada de un tímido suspiro- en el rostro del lector porque se siente satisfecho; además de entretenerse, ha hecho algo mucho más importante: aprender.

El trabajo de Jaime Fuertes pertenece a esta categoría. Cualquier cinéfilo disfrutará con estos secretos compartidos, pero para los periodistas que aspiren a ser críticos cinematográficos el libro será casi imprescindible. ¿Cómo entrevistar a un actor pedante y no morir en el intento? ¿Cómo enfrentarnos a una buena entrevista si no hemos visto la película? ¿Por qué en la publicidad de determinadas películas aparece una frase glorificadora de un periodista y un medio desconocidos? ¿Qué es una carta de embargo de crítica? ¿Que a algunos periodistas se les pague unos días de hotel en Honolulú para la presentación de una película quiere decir que compran su opinión?
Para los amantes del séptimo arte, Un negocio de cine, resulta sencillamente perfecto. Existen muchísimos libros y manuales que incluyen anécdotas y curiosidades, pero personalmente pocas veces me he encontrado con un libro tan redondo: las páginas van pasando sin que uno se de cuenta y se devoran con avidez y curiosidad. El autor utiliza un estilo cercano que provoca que el lector se sienta un compañero de oficio más y sus vivencias bien pueden utilizarse como consejos.

Jaime Fuertes tenía mucho que contar y tras una lectura tan fructífera no queda más remedio que agradecerle el hecho de que lo haya compartido con nosotros. Ha conseguido descubrirnos la cara menos conocida de este negocio, ha saciado nuestra curiosidad y pequeñas frivolidades sobre las estrellas de Hollywood y lo más importante: nos ha dado la esperanza de creer que un hobby puede convertirse en un oficio y que una jornada laboral puede superar al mejor día de vacaciones.

Más información y fotografías en www.unnegociodecine.es


Próximamente entrevista con el autor.

Reseña publicada en www.ciberanika.com

martes, 9 de septiembre de 2008

El consuelo de tener a alguien...

Charles Balanda es un hombre de éxito. O, al menos, aparentemente. Se aproxima a los cincuenta y es un arquitecto de prestigio que viaja contínuamente. Está casado con una respetable mujer llamada Laurence y la hija de ésta, Mathilde, le quiere como si fuera su verdadero padre. Sin embargo, un día recibe una carta de tan sólo tres palabras que le cambia la vida: “Anouk ha muerto”. La pérdida de esta mujer, su primer gran amor, hará que todo aquello en lo que ha creído se tambalee y decida dar un brusco giro a su vida.

La nueva novela de Anna Gavalda contiene los ingredientes que ya la hicieron triunfar en sus anteriores trabajos: diálogos realistas, historias de amor y melancolía bañadas en humor y ternura y unos personajes muy humanos, a los que conocemos mejor por sus defectos que por sus virtudes. La mayoría se nos presentan como perdedores sin ilusión, después algo les hace despertar de su letargo y deciden apostar su último cartucho de esperanza para conseguir la felicidad. Y lo mejor, es que la mayoría de veces lo consiguen. De este modo, sus libros parecen darnos una lección: basta ya de quejas, pues al fin y al cabo somos dueños de nuestra vida y podemos hacer que cambie en cualquier momento. ¡Fuera lo que nos hace infelices y luchemos por lo que nos aporta bienestar!

Hasta aquí, el leit motiv que podemos encontrar en sus anteriores novelas -La amaba y Juntos, nada más- y en su libro de relatos -Quisiera que alguien me esperara en algún lugar-. Pero en este consuelo el mensaje puede quedar un poco borroso por la forma.
La autora se ha caracterizado por un estilo directo y sencillo que reproduce fielmente cómo funcionan los pensamientos (entremezclándose) y por los diálogos realistas. Por ese motivo resulta inexplicable que en buena parte de este libro se haya decantado por no usar pronombres, ni nombres propios, escribir algunos diálogos sin comillas y saltar del pasado al presente de forma bastante confusa. Teniendo en cuenta que la novela tiene casi 600 páginas, es un handicap terrible que al lector le cuesta identificar la voz del narrador y se pierda durante bastantes páginas. La escritora francesa ha confesado sentirse “decepcionada” por las numerosas críticas que ha recibido de sus fans, alegando que una novela es más que unos cuantos pronombres y guiones. Tiene razón, sin embargo, este arma de doble filo hace que el lector no se enganche del todo a la historia y tenga que hacer un sobreesfuerzo por leer páginas confusas hasta que le encuentra sentido a todo.

Cuando las cosas van tomando su forma, el resto resulta ameno y divertido. Seremos testigos del gran cambio de Charles y nos daremos cuenta de que la gran historia de amor que hay siempre en las novelas de Gavalda no es entre Charles y Anouk, sino entre Charles y La Vida. Anouk es la excusa para que Charles despierte y decida dejar de sobrevivir para empezar a vivir. En esta segunda mitad del libro, cuando la decisión de cambiar está tomada, el fantasma de Anouk prácticamente desaparece y la fémina protagonista es Kate. La gestación de este amor tardío nos recuerda que siempre hay una oportunidad más para ser feliz y para enamorarse, tal y cómo nos enseñó Nicholas Sparks en sus numerosas novelas y que tienen su máximo exponente en El mensaje.
Mi gran pero a esta obra es que la autora haya obviado la economía narrativa y se haya decantado por narrarnos una bonita historia sobre últimas oportunidades demasiado larga. En cambio, hay que valorar el mundo que ha creado alrededor de sus personajes, que parecen tener vida propia e incluso se atreven a darnos lecciones. Y aquí la más importante es saber que con esfuerzo siempre hay partidas que se pueden ganar. Incluso cuando no se tiene nada, porque entonces se juega sin miedo a perder.
Reseña publicada en www.ciberanika.com

El sinvivir del vivir...


Lucy es una madre de familia que recibe anónimos pornográficos, Alfredo, el padre, va a morir en seis meses y nadie lo sabe. Mariana lucha contra la adolescencia mientras su hermano pequeño, Sergio, asegura que ve fantasmas. El gato está obsesionado con el sexo y el abuelo con recuperar la pasión y las ganas sentirse vivo.

Pudor es una novela de personajes y sentimientos y es difícil decidir cuáles son los verdaderos protagonistas. Es uno de esos libros que una vez acabas de leer, no puedes dejar de pensar en él: en Lucy, en Alfredo o el gato, en lo que les ha tocado vivir, en si se las arreglarán para tirar adelante y en las sensaciones que experimentas después de conocerles.

Roncagliolo se empeña en mostrarnos el lado más oscuro de sus protagonistas, ya que se centra en lo que cada uno de ellos oculta: a pesar de pertenecer a una misma familia, son desconocidos. El lector los conocerá mejor por lo que callan que por lo que dicen y por lo que no se atreven a hacer que por sus acciones. Y es que los secretos tienen un papel primordial en esta historia de soledades, miedos y mundos interiores. Cada uno de los capítulos nos muestra un trozo de vida de un personaje, con un estilo absolutamente visual y cinematográfico. Recordándome particularmente a películas como American Beauty, En la ciudad o especialmente a las de Rodrigo García Cosas que diría con sólo mirarla y Nueve vidas. (Aunque cabe destacar que este año se estrenó la versión cinematográfica de Pudor dirigida por los hermanos Ulloa).

La disección de los protagonistas es exquisita y digo disección porque el lector sentirá adentrarse en lo más profundo de sus almas, allá donde conviven los miedos, los secretos y por qué no, la esperanza: los jóvenes buscan su camino, mientras los mayores anhelan recuperarlo.

Pudor habla también de momentos cruciales en la vida: del momento justo en que decides cambiar de rumbo después de haber tocado fondo. Por ello los fantasmas y la muerte son un miembro más de la familia.
Mediante penes flácidos, gotas de la primera regla, secretarias, asilos, pintauñas negro y condones en sobres de Hello Kitty, el autor nos recuerda lo difícil que son las relaciones y los fantasmas a los que hay que enfrentarse… con una novela que acaba en el momento oportuno: algunas cosas se desvelan, otras permanecerán ocultas y el lector no sabrá qué pasará, al igual que no sabe qué le ocurrirá mañana. Porque Pudor, al fin y al cabo, es un pedacito de la vida misma.
Reseña publicada en www.ciberanika.com

lunes, 14 de julio de 2008

Dime qué recuerdas y te diré quién eres....

"La vida no es lo que se ha vivido, sino de lo que uno se acuerda y cómo se acuerda”.
Gabriel García Márquez


Hoy estaba pensando en los recuerdos. Cómo recordamos un acontecimiento cuando acaba de pasar y cómo lo hacemos cuando ya es lejano. Los recuerdos los modificamos y los reinventamos cada vez que pensamos en ellos. A veces, incluso, llegamos a no poder distinguir lo que sucedió realmente de lo que creemos que sucedió.

Hace unos meses entrevisté para Anika Entre Libros (http://www.ciberanika.com/) - web en la que colaboro- a un psiquiatra francés muy prestigioso en su país, Patrick Estrade. Presentaba por aquel entonces su libro, Esos recuerdos que gobiernan nuestra vida. Fue una charla muy fructífera. Además, el periodista que le tenía que entrevistar después de mí no pudo asistir y yo pude quedarme hablando con él sobre curiosidades, preguntas que tenía sobre los recuerdos, la psicología, manías de la infancia... En fin, comouna consulta psicológica gratis, ¡vaya! Os dejo con una parte de la entrevista:


- Patrick, tu libro dice esos recuerdos que gobiernan nuestra vida, y no por ejemplo que influyen en nuestra vida. ¿Hasta qué punto dependemos de nuestros recuerdos?
Patrick Estrade: Para mí, en el momento en que hay sentimientos, recuerdos y emociones de la infancia que influyen hasta el punto en que nos impiden hacer determinadas cosas, más que una influencia, es un gobierno. Y estos son los casos de los que hablo en mi libro.


- En las primeras páginas explicas el caso de una mujer que afirmaba que después de someterse a tu terapia, el pasado le había cambiado. Evidentemente, esto no es así, pero imagino que lo que había cambiado era la percepción.
P.E: Sí, sí. ¡Es maravilloso!. ¡Formidable!. Es seguro que el pasado no cambia y no podemos hacer nada por cambiarlo, pero sí podemos cambiar la imagen que tenemos de nuestro pasado. Los recuerdos son cápsulas de energía y, cuando se trabajan, se puede conseguir liberar esa energía que contienen. Eso hace un cambio de perspectiva, un cambio de imagen. (Saca unas cartulinas donde hay dibujadas figuras. Empieza a moverlas. Las figuras parecen cambiar según la perspectiva desde la que se mire) ¿Ves?, con los recuerdos sucede lo mismo. La visión cambia y de repente los recuerdos suben desde abajo, como si se tratase de un ascensor… y finalmente conseguimos otra imagen de uno mismo. Esto es a lo que se refería esta mujer, le parecía que tenía un nuevo pasado y sólo había cambiado la imagen.

-De hecho, comentas que quizá no sea tan importante el recuerdo en sí, sino cómo lo revestimos cada vez que pensamos en él o cuando lo contamos a alguien.
P. E: Sí, así es, los recuerdos se reinventan cada vez que los contamos. Y creo que eso es muy interesante y, de hecho, lo más importante.

-Por ejemplo, en el caso de una primera cita amorosa. Cuando han pasado unos días, la recordamos de una manera. En cambio, si cuando esa relación se acaba, pensamos en esa primera cita, el recuerdo será totalmente diferente.
P.E: Sí, es muy interesante, eso ocurre porque son las emociones las que crean los recuerdos. Y las emociones vienen siempre del bebé que tenemos en nuestro interior.

-¿Por eso pide los tres recuerdos de la infancia a sus pacientes?
P.E: Sí, exactamente. Sólo con saber esos tres recuerdos, obtengo mucha información sobre la persona que tengo delante. No elegimos esos recuerdos al azar.

-Por ejemplo, en casos de pedofilia o incesto, hay personas que no pueden tener una vida normal hasta que verbalizan ese recuerdo. En el libro hay varios ejemplos reales.
P. E: El trabajo de reminiscencia es el que suprime el síntoma. Es el caso de estas personas, hasta que no han podido exteriorizar el recuerdo que les traumatizaba y han podido liberar esa cápsula de culpabilidad, no han podido empezar a vivir. Desde el momento en que lo aceptan y lo cuentan, ya tienen mucho ganado. A partir de ahí, se encuentran con un nuevo camino.

-Entonces, en casos de amnesia o Alzheimer… ¿qué nos queda cuando no tenemos recuerdos?P.E: Es muy difícil de responder. En el caso de Alzheimer lo que tiene la persona es algo totalmente confuso, porque el hecho de que ellos no se recuerden no quiere decir que no recuerden nada. Hay cosas de las que uno se acuerda porque son muy potentes y están dentro de uno mismo.

- Relacionado con esta pregunta, dices que con la edad, la memoria se va pero el recuerdo permanece. Resulta curioso cómo a veces las personas mayores no recuerdan nada de lo que hicieron el día anterior pero en cambio son capaces de contarte con todo detalle cosas de su juventud. ¿Tan selectiva es la memoria?
P. E: Hay una cosa muy bella en las personas mayores y es que en todos los ciclos de la vida hay una serie de recuerdos que cuando se acerca el final, se manifiestan… Y se vuelve a visitar todo el pasado, todas las emociones que te han marcado. Las personas de edad tienen las emociones a flor de piel, hay cosas que cuando yo tenía 40 años no me emocionaban absolutamente y ahora que tengo casi 60 me producen una emoción para mí desconocida. Para las personas mayores es como si la cadena de la vida fuese más importante que las pequeñas cosas cotidianas. Los grandes temas como el amor, el hambre o la guerra. O hechos pasados que te marcaron: cuando estuve internado en un colegio, cuando mi hermana murió, cuando mi padre tuvo un infarto… pero no sólo eso, sino también, por ejemplo, el recuerdo de una persona que nos ayudó mucho en un determinado momento o algo fabuloso que nos pasó. Yo, por ejemplo, recuerdo de una manera muy potente que cuando era pequeño se instaló al lado de mi casa una familia americana. Aún recuerdo que para mí, eso era algo fabuloso. ¡Una familia americana! Además me enamoré de una de las hijas, la pequeña americanita (suspira), con cabellos rojos y pecas. Esto que no lo escuche mi mujer… (Risas). Esos recuerdos a veces parecen insignificantes y en cambio, si perduran con el paso de los años es porque tuvieron un importante significado para nosotros. Para las personas mayores, esos recuerdos son mucho más potentes que acordarse de lo que cenaron el día anterior.

- Siempre me ha resultado curioso el hecho de ir conduciendo, por ejemplo, y de repente suena una canción en la radio, de manera casi involuntaria empiezas a cantarla, y ni siquiera te acordabas de ella.
P. E: Sí, este mecanismo es muy interesante. ¿Tienes tres horas para hablar de él? (Risas). El psicoanalista Jacques Lacan dice que “las personas no saben que saben”. Es el mismo mecanismo. El cerebro es una máquina brutal, un gran disco duro, todo está escrito automáticamente. Yo, por ejemplo, ahora te estoy mirando a ti, pero de manera casi inconsciente también estoy viendo a María (de la editorial Kairós), el patio, el agua… el cerebro lo registra todo. El cerebro te graba a ti, pero también la música que suena de fondo… Sí, es de una capacidad fenomenal. Es capaz de hacerte cantar una canción que crees que no sabes, pero realmente en algún momento se te grabó en el cerebro. Yo no soy muy Freudiano, sino más Adleriano, pero Freud dijo que él era capaz de repetir casi palabra por palabra una conferencia científica que había escuchado. En el manuscrito original escribí que yo no tenía tanta memoria, pero lo taché porque no quería tener ese complejo de inferioridad. (Risas).

- Tengo curiosidad por saber si conoces una película que se llama Eternal sunshine of the spotless mind, con Jim Carrey y Kate Winslet.
P. E: Mmmmm (piensa). No, no me suena.
Es una película que plantea la existencia de una máquina que borra los recuerdos. De este modo por ejemplo, la pareja protagonista va al consultorio para que borren todos los recuerdos de su vida común, porque sufren al recordarse.
P.E: Es muy interesante lo que me comentas (Apunta el título en su libreta). Te lo agradezco, porque las nuevas tecnologías permiten clasificar perfectamente el trabajo del cerebro. Se piensa que estos métodos nuevos podrán llegar a suprimir algunos recuerdos de las personas. Por ejemplo, MDR, es un método psicológico americano que se está poniendo a punto para el ejército norteamericano, el objetivo es que lo puedan utilizar sus soldados para que cuando vuelvan de una guerra, puedan borrar esos recuerdos dolorosos que les hayan quedado. Se está trabajando en ello. He leído en un artículo de la revista Nature que hay unas máquinas que permiten visualizar en el cerebro qué determinados recuerdos se está teniendo. Creo que estas nuevas máquinas revolucionarán toda la concepción del cerebro, su funcionamiento, los recuerdos… Pero lo que me gusta es que, a pesar de estas teorías y estas nuevas máquinas, ninguna contradice hasta ahora mis estudios ni lo que yo expongo en el libro sobre el funcionamiento del cerebro y los recuerdos. Por ahora me dan la razón.

- Eso es importante…
P.E: Sí, son muchos años de duro trabajo. Estas nuevas técnicas clasifican e identifican los recuerdos, pero no modifican mi teoría acerca de que los recuerdos están ligados a las emociones. El motor de los recuerdos son las emociones y el momento en que se encuentran.

-Entonces ¿podríamos decir en cierto modo que los recuerdos conviven en la mente y en el corazón?
P.E: Sí, sí es una bella expresión. (Sonríe).

- En tu libro también hablas de la importancia de los mercados de souvenirs -recuerdo, en francés- como una paradita bajo la Torre Eiffel.
P.E: Sí, es increíble el dinero que se llevan … Nosotros los compramos porque intentamos materializar el recuerdo a través de un objeto. Es como si te permitieran coger un trozo de tiempo y pudieras llevártelo. Es un tema completamente emocional. Por ejemplo yo cojo esta botella maravillosa (la de agua que tenemos encima de la mesa). No porque no sea una botella bonita, sino porque es el recuerdo que me llevo de esta entrevista, de una agradable charla, tranquila, con muy buen ambiente, aunque quizá cuando llegue a Niza, sólo sea una botella. Excepto en el caso de que tú y yo tuviéramos una preciosa historia de amor, entonces sí que me la guardaría (Risas). Estos souvenirs son los objetos que hacen de mediador de las emociones. A veces podemos ir llenando la casa de objetos, mientras los recuerdos se van borrando. Y como en todo, hay gente que hace dinero con ello.

-Una última pregunta: ¿habías estado antes en Barcelona?
P. E: Ufff, sí, hace 45 años, hace mucho tiempo ya (Risas)
¿Y qué recuerdo tienes de ella?
P. E: (Risas) ¡Qué gran pregunta! Pues tenía 15 años y vine con unos amigos de camping. Íbamos con mochilas y casi sin dinero. Recuerdo que hacía mucho calor, era verano, que había muchas moscas, la gente era muy amable y muy marchosa por la noche, y sobre todo recuerdo que probé por primera vez la sangría. Yo pensaba que era como limonada, y me emborraché… puff!! (Risas). También recuerdo que había unos mecheros que me resultaron muy graciosos. Y si nos pusiéramos a analizar estos recuerdos, seguro que dirían mucho de mí mismo. ¿Por qué recuerdo estas cosas y no otras? Todo tiene una explicación, lo del mechero debe ser relacionado con algo más ancestral, con el fuego quizás, y porque mi personalidad también es de fuego. (Risas)

lunes, 7 de julio de 2008

Si no me gustas en ocho minutos..¡olvídate de mí! y otras pijadas neoyorkinas




"Los más optimistas aseguran que enamorarse es fácil, porque sólo tienes que encontrar a una persona en un mundo donde hay millones de ellas. Los pesimistas, por el contrario, creen que no hay nada más difícil que buscar a una persona escondida entre millones".
- Citas en Manhattan, Emma Reverter-


¿A qué bando pertenecéis? ¿Conocer a alguien que merezca realmente la pena es lo más fácil del mundo, o, por el contrario es casi misión imposible?

Emma Reverter es periodista y jurista, nació en Barcelona pero vive en Nueva York y acaba de publicar su primera novela de ficción: Citas en Manhattan.
Que no os engañe el título, su libro no tiene nada que ver con esa serie de novelas que se empezaron a publicar a destajo a raíz del éxito de El diaro de Bridget Jones (Helen Fielding), y que narraba las peripecias de cuatro pánfilas que buscaban con desespero citas, sino que se aproxima más a un trabajo periodístico de investigación.

Victoria Sachs - alter ego de la autora- tiene que abandonar sus columnas diarias sobre los presos de Guantánamo porque su jefe quiere algo más ameno y fresco para el suplemento del verano. Nada de tragedias en plenas vacaciones, ¡arriba el gazpacho y el marujeo acerca de la celulitis de las famosas en bikini!. Así que la joven periodista tiene que encontrar un hilo conductor para todas sus columnas estivales. Lo encuentra en la nueva modalidad que se ha implantado en EUA: los asesores de citas que, con una buena cantidad de dinero en sus bolsillos, harán que encontremos al amor de nuestra vida o que tengamos miles de citas a ciegas insoportables, ¡y encima pagando!


En Nueva York, son muchos los que contratan a un dating coach, algo así como un asesor de citas. En EUA este negocio genera millones de dólares de beneficio. El país tiene 104 millones de solteros y el 75% quiere encontrar pareja. Así que, aunque aquí probablemente pensemos que los clientes serían aquellos que no se comen un rosco, en la ciudad de los rascacielos los hombres y las mujeres más respetables acuden a estos expertos en relaciones para que les asesoren y no perder el tiempo con citas desastrosas. Eso sí, antes de firmar el contrato con la empresa, tienes que llevarles un papel del banco que demuestre tu liquidez. Evidentemente, no vas a encontrar al amor de tu vida gratis.

Dentro de este interesante y sorprendente libro, me ha llamado la atención una modalidad que cada vez adquiere más fuerza: las citas de ocho minutos. Estos encuentros organizados permiten que todos los asistentes se conozcan entre sí pero sólo durante ocho minutos con cada uno de ellos. Cuando acaba la sesión cada uno escribe en un papel el nombre de aquel que le ha gustado y el moderador les pondrá en contacto. Si no has sido correspondido, puedes asistir al próximo encuentro sin tener que volver a pagar.
Estas citas express -vistas en numerosas series y películas norteamericanas- me parecen absolutamente inútiles e ilógicas. Se basan en la teoría del economista Malcolm Blackwell para quien las primeras impresiones son determinantes. Y que llega a asegurar que si una persona no te ha gustado en ocho minutos, ya no te gustará nunca. ¡Menuda gilipollez!

Emma Reverter aprovecha la ocasión para compartir con el lector algunas de las empresas más frikis que se han implantado gracias a este negocio -la mayoría sobrepasan lo ridículo-. Es el caso de http://www.lovecalculator.com/ una calculadora que muestra el éxito que tendrá una pareja según sus nombres de pila o, peor aún, la empresa que ha creado un alemán llamado Bern Dressler, cuyo oficio es llamar por teléfono a gente a la que no conoce para romper con ellas. Ahora ya contratamos a un desconocido para acabar con una relación amorosa. ¿Eso demuestra que somos muy cobardes o más bien muy vagos? Eso sí, no suframos por aquella taza que trajimos de Amsterdam o el cenicero de Menorca, porque el señor se persona sin ningún problema en cualquer casa ajena para recoger todos tus bártulos y recuerdos de esa relación - que te importaba bien poco si has sido capaz de contratar a este hombre-, sin tener que ver la cara de la persona a la que acabas de destrozar. Perdón, más bien a la que acaba de destrozar el señor Dressler.

Un libro ameno, original y didáctico que nos demuestra una vez más hasta donde somos capaces de llegar por conseguir pareja. Y es que yo soy de las que cree que encontrar a alguien que realmente merezca la pena es difícil. Como dice la autora: "hay muy pocas personas lo suficientemente interesantes como para merecer dos columnas enteras; la mayoría sólo merecen un breve". Si lo habéis encontrado - y mejor sin ayuda de un asesor que se haya quedado con vuestros ahorros- FELICIDADES: ¡SOIS AFORTUNAD@S!

miércoles, 2 de julio de 2008

¡Al agua....libros!


El otro día paseaba por el FNAC Triangle cuando en la sección de bolsillo algo me llamó la atención. Era un tomo de Psicólogos, psiquiatras y otros enfermos de Rodrigo Muñoz Avia, en su portada había algo diferente al ejemplar que yo tengo en casa. Me acerco curiosa guiñando el ojo derecho, que es lo que hago para contrarrestar el ojo vago que tengo y poder leer bien cuando se me han olvidado las gafas en casa. Y ahí está: además de incorporar una especie de ola azulada, en la esquina superior izquierda una etiqueta sentencia: Libros acuáticos.
Pues sí, se trata de una innovadora propuesta de Punto de Lectura: una serie de libros impresos en un papel especial que los hace absolutamente resistentes al agua. Osease, ideales para llevar a la playa, a la piscina, a pescar o para leer en la bañera.
Siempre he envidiado a esa gente que se toma un relajante baño de espuma mientras leen unos versos de Oscar Wilde, por ejemplo. Nunca me he atrevido a hacerlo porque me caracterizo por ser un tanto patosa y temía por la salud de mis libros... ¡Ahora todos seremos capaces! Además, también podremos leer tranquilamente sin tener que maldecir, cual vieja cascarrabias, al niño de turno que chapotea en la piscina como un poseso o al que en la playa te lo llena de tierra - porque, agarrénse señores, el libro no es sólo resistente a unas gotitas de agua, ¡es que incluso se puede lavar!-
De momento, estos son los libros acuáticos que podemos encontrar por un precio de 11,35 euros -un poco más caro que su versión tradicional- :
  • Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos, de Rodrigo Muñoz Avia
  • Frases célebres de niños, de Pablo Motos
  • Sabor a chocolate, de José Carlos Carmona
  • Nuestra incierta vida normal, de Luis Rojas Marcos
  • Malinche, de Laura Esquivel
  • El desorden de tu nombre, de Juan José Millás
  • ¿Cada cuánto hay que echar a lavar un pijama?, de Luis Piedrahíta.
¿Qué os parece? Yo creo que cualquier iniciativa que fomente y mejore los hábitos de lectura es bienvenida. Y cuanto menos, la propuesta es innovadora y original.
Para los escépticos, os dejo el link de la amiga Anika que, cual Flippy de El Hormiguero, ha realizado un experimento empírico para mostrar su autenticidad.
Ahora, además de gritar "¡Al agua, patos!", añadiremos "¡Al agua, libros!".