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sábado, 1 de agosto de 2009

Entrevista al escritor y periodista Ferran Grau "I jo, què pinto aquí? 23 catalans entrevistats en fora de joc"

Ferran Grau, periodista de Lleida, charla con 23 celebridades catalanas en un lugar y en un contexto no habituales para los entrevistados. El objetivo es que se muestren tal y como son, ya que, según el autor, "la desubicación es la única manera de entender nuestro propio yo, ya que reaccionamos tal y como somos, sin artificios".

- Ferran, ¿cómo surge la idea de escribir este libro?
Parecerá un tópico pero surgió entre cervezas. Siempre tuve en la mente eso de escribir un libro. Además es un sueño recurrente para un periodista que aún conserva algo del romanticismo del oficio. Fue una tarde de verano charlando con el que luego sería mi editor, se me ocurrió un libro de entrevistas poco comunes y acabó por hacerse realidad.

- ¿Qué criterios tuviste en cuenta a la hora de escoger a los entrevistados? ¿Y el lugar en el que entrevistarles?
La premisa básica era que fueran catalanes o prácticamente (como Justo Molinero). Aunque especialmente nos centramos en personajes fácilmente reconocibles. El lugar para desubicarlos lo escogía buscando un antónimo del perfil del personaje o un sitio dónde realmente nunca te imaginarías a esa criatura.

- ¿Qué se consigue al entrevistar a alguien fuera de juego?
Siempre digo que es poner a alguien contra las cuerdas. No por eso se falta al respeto, pero se produce una sinceridad fascinante en las repuestas. Dejar a alguien desubicado hace salir al
verdadero yo. Es como la teoría que algunos mantienen sobre cuando los humanos conducimos. Es decir, que en situaciones "límite" somos nosotros mismos.

- En algún momento alguno de ellos te preguntó, literalmente, I jo, què pinto aquí?
¿Literalmente? ¡Todos!

- ¿Cómo reaccionó Ferran Adrià al tener una hamburguesa (que parece recién salida de una cadena fastfood) entre sus manos?
Se la miró, la examinó y casi le da un mordisco. ¡Adrià confesó que le gustan las hamburguesas!

- Al crítico televisivo Ferran Monegal, que suele comparar a los personajes televisivos con diferentes especies de aves, le entrevistaste en un lugar tan adecuado como el zoo de Barcelona. Siguiendo con su costumbre: después de vuestro encuentro, ¿con qué animal le identificarías a él?
A Monegal no le identificaría con un animal. Él es un monstruo... ¡un monstruo del periodismo, a parte de un maestro y amigo! Si tengo que escoger un ave para identificarlo, creo que Ferran es un pájaro carpintero.

- ¿Qué váter tuvo el honor de sostener al creador de Mortadelo y Filemón?
El suyo. Era el trono de su casa. La experiencia fue divertidísima. Ibáñez tiene la virtud de no dejarte parar de reír.

- ¿Fue muy extraño compartir la espera del autobús con el padre de Radio Tele-Taxi?
Justo Molinero es un genio. Su cabeza funciona tres veces más rápido que la de cualquier mortal. Pero sobretodo, el fundador de RTT tiene una característica remarcadísima: es un hombre humilde. El ex taxista saluda a todo el mundo, a todos sin reparo de clase ni condición. Se nota que es un hombre muy querido en Cataluña.

- Probablemente, la peor (des)ubicación se la queda Pere Gimferrer con el pipi can...
¡Fue la peor ubicación para el entrevistado y también para el entrevistador! Pisé lo que no debía y encima calzaba chanclas.

- Teniendo en cuenta la particularidad de tu libro, seguro que viviste más de una anécdota, como esta que nos acabas de contar.
El sacerdote Josep Maria Ballarín se inspiró en mi estatura (la verdad, no podría ser un jugador de la NBA) para dibujar unas tiras cómicas tituladas "L'home baixet" (El hombre bajito). La verdad, ser pequeño de medidas podría ser un impedimento... en mi caso siempre me ha resultado gratificante.

- ¿A qué te refieres cuando defines estas entrevistas como "converses amb pessigolles" (conversaciones con cosquillas)?
Las cosquillas son agradables y yo siempre planteé las entrevistas como charlas agradables aunque luego, a lo largo de la conversación, salieran aspectos más delicados o preguntas más afiladas. La intención, a pesar de todo, era divertirse conmigo.

- Además, has declarado que durante 16 meses aprendiste 23 maneras nuevas de entender el mundo. ¿Es eso lo más positivo de tu trabajo?
Creo en el género entrevista como el embrión de nuestra profesión. Si un periodista no hace ni se hace preguntas tiene un serio problema. Preguntar y buscar respuestas es la base de nuestra profesión y cuando se convierte en un género propio, la entrevista es, sin duda, un aprendizaje de la oratoria, de los conceptos, de las ideas y de la manera de enfocar la vida.

-¿Crees que es un género que goza de buena salud en el periodismo actual?
No encuentro demasiadas muestras de buenas entrevistas por regla general. Es un género que puede dar mucho de sí y que últimamente tenemos un poco olvidado o considerado como menor. Yo le daría una oportunidad a la entrevista y especialmente a la experimentación en ella.

- Has declarado: "A Catalunya hi ha bones persones i amb talent... però per aquest ordre". (En Cataluña hay buenas personas y con talento... pero por este orden).
Los entrevistados del libro son gente que destacan por sus cualidades profesionales, pero me fijé que, en general, todos me inspiraban mucha bondad y buen sentido del humor. Eso me gustó muchísimo.

- ¿Por qué decides acabar las entrevistas preguntando si ligan mucho?
Me refería a ligar el "all i oli" pero nadie me entendió.

- De todas formas, no me queda más remedio que preguntar si Ferran Grau liga mucho.
Menos de lo que me gustaría y más de lo que me merezco.

- En la web www.23catalans.com recopiláis desubicaciones que os mandan los lectores. ¿Cómo va el proceso? ¿Hay intención de usar ése material?
De momento, la gente es un poco tímida. Aprovecho la ocasión que me brindáis para animar a todo el mundo a participar.

- Tu libro es la primera incursión de Bcnpress en el mundo de los libros. ¿Fue un proceso muy difícil llevarlo a cabo?
Fue difícil pero ¡en Bcnpress son muy buenos! Se tiene que apostar por la gente joven, con ganas y talento.

- En caso de invertir los papeles, ¿dónde tendríamos que haber realizado esta entrevista para pillar fuera de juego a Ferran Grau?
¡Seguramente me desubicarías haciéndome hacer de periodista!

I jo, què pinto aquí? 23 catalans entrevistats en fóra de joc (Ferran Grau)



Sentirse fuera de lugar es algo más común de lo que creemos. Y sentirse fuera de juego, también. Esta premisa es el punto de partida de I jo, què pinto aquí? , un libro de entrevistas escrito por el joven periodista Ferran Grau. En él, el autor charla animadamente con 23 celebridades catalanas de diversos ámbitos, con un objetivo claro: hacerlo en un lugar y en un contexto no habituales para los entrevistados, ya que, según palabras del autor "la desubicación es la única manera de entender nuestro propio yo, ya que reaccionamos tal y como somos, sin artificios".

De esta forma, Grau entrevista, entre otros, al cocinero Ferran Adriá con una hamburguesa que parece recién salida del McDonald's en las manos; al Chaval de la Peca en una peluquería; a Francisco Ibáñez, padre de los inmortales Mortadelo y Filemón, sentado en la taza del váter de su casa; al poeta Pere Gimferrer en un lugar tan (¿poco?) inspirador como un pipi can; a Justo Molinero, padre de Radio Tele-Taxi, esperando el autobús en Santa Coloma de Gramenet; al crítico televisivo Ferran Monegal en el zoo de Barcelona o a Conrad Son, director de cine porno, realizando un acto tan natural como el sexo pero tan antierótico como cambiarle a un bebé unos pañales sucios.

Probablemente, un solo libro no sea suficiente para afirmar que la desubicación es el ingrediente necesario para que los "artistas" muestren su faceta más humana y su verdadera personalidad. Pero, sin duda, el resultado de esta loable propuesta son 23 entrevistas sinceras, sin artificios, originales, simpáticas y arriesgadas, que aportan la dosis perfecta de información y también de humor. En ellas, 23 personalidades nos hablan de sus inicios, de sus sueños y aspiraciones, de sexo, de música, de religión, de la cultura catalana (no os perdáis las últimas líneas de la entrevista a Justo Molinero sobre Montilla y las sardanes), del éxito y, sobre todo, de la vida. Y es que, en ocasiones, estar fuera de lugar, o de juego, puede ser una experiencia de lo más enriquecedora.


Más información en: http://www.23catalans.com/ y en la página personal de este autor desubicado: http://www.lleiding.com/

martes, 16 de diciembre de 2008

Entrevista a Juan Gómez- Jurado


Hoy recupero la entrevista que Manel Haro y una servidora hicimos al último ganador del Premio Ciudad de Torrevieja en el programa Llegir en cas d'incendi (Alternativa Barcelona, 102.5 FM)
La excusa es que Juan Gómez-Jurado cumple hoy 31 años. Nos contó que después de leer Los pilares de la Tierra con 14 años empezó a soñar con ser escritor y que le consideraran "el nuevo Ken Follett". Ahora se encuentra en la treintena, recientemente ha conocido al escritor británico y su sueño se ha hecho realidad: su nombre es referente en la literatura de misterio española.
Sus novelas Espía de Dios y Contrato con Dios hechizaron al público nacional e internacional y han sido traducidas a multitud de idiomas. Ahora presenta El emblema del traidor, novela ganadora del VII Premio Ciudad de Torrevieja dotado con 360.000 euros y, sin duda, uno de los libros del año.
Juan, en la novela hay masonería, nazismo, amor y traición. ¿Cuántas tramas y subtramas hay en El emblema del traidor?
Unas cuantas (ríe). Sobre todo es la historia de Paul Reiner, que busca a su padre en la Alemania de entreguerras. En esta búsqueda acaba encontrándose a sí mismo. Es una novela de intriga, pero a la vez hay un poso emocional importante.

¿Qué hay de realidad en el personaje del capitán González?
La historia del capitán González parte de otra historia real que me contó un librero de Vigo. En 1940 el padre de este librero se encontraba a bordo de una patrullera en el estrecho de Gibraltar, cuando de pronto se encontraron con una patera en mitad de las olas. Ellos arriesgan sus vidas y suben a los cuatro pasajeros a bordo. Entonces se dan cuenta de que no son subsaharianos, sino cuatro alemanes blancos y rubios. Estos les piden con señas que les lleven a Portugal. En un acto de generosidad, el capitán González los lleva a Portugal. El cabecilla de estos náufragos entrega al capitán González un emblama de oro y diamante, que es el que aparece en la portada del libro. Aunque parezca una historia sacada de una película es real.

¿Cómo empieza la labor de documentación para escribir una novela partiendo de esta historia real?
Lo primero fue averiguar qué era ese emblema. Sabíamos que podía tener algo que ver con la masonería, pero había expertos internacional que habían dicho que eso era falso porque los masones nunca hacen emblemas de materiales nobles. Viajé a París, Munich, Berlín... para encontrarme con cualquier persona que supiera algo de masonería alemana. Uno me dijo que cuenta una leyenda masónica que, cuando Hitler llegó al poder, encargó a Adolf Eichmann que acabase con la masonería. Es sorprendente cómo una sociedad secreta como la masonería acabó cayendo en pocos meses porque 80.000 de ellos acabaron en campos de concentración en un año. Al parecer, hubo un masón que vendió a los demás, un traidor. Como premio, Hitler entregó una parodia del emblema de masón, pero en oro y diamantes. Utilicé como punta de partida todo esto, que es real.

Le gusta matizar que ésta no es otra novela sobre el nazismo.
Es muy importante. Ésta es una novela de intriga, de venganza, de amor. No es una novela tipo El código da Vinci y demás, de las que estamos todos hartos; ésta es una novela distinta, de aventuras. Yo tropecé con esta historia y empecé a partir de lo que encontré. Las 19 primeras páginas habla del capitán González, pero luego hay otro punto de vista totalmente diferente.

¿Por qué dice que ésta es su novela más ambiciosa?
Porque yo he tenido que trabajar mucho con una documentación exhaustiva. Estuve, por ejemplo, en clubes de jubilados para que todo aquel que tuviera más de 80 años, me explicaran cómo vivían en los años 20. Así me contaban a qué olían las calles, a qué se dedicaban, a qué hora se iban a la cama, cómo trabajaban... Es decir, detalles nimios que no se encuentran en libros de historia, pero que luego a la hora de convertir tu imaginación en realidad son fundamentales. Lo que ellos me contaban los integraba en los personajes.


Usted estaba trabajando en otra novela antes de que el librero de Vigo le contase esta historia. ¿Tanto le impactó?
Le veo documentado (ríe). Sí, estaba escribiendo una novela sobre la guerra de Irak. Estaba en el proceso de documentación y tenía billetes reservados para ir a Bagdad para conocer los hechos de primera mano. Mi mujer quedó encantada de que dejara la historia de Irak, a pesar de que iba con una empresa londinense que se encarga de llevar a Bagdad a periodistas con medidas de seguridad extremas.
No es de extrañar...
Sí, piense que el trayecto entre el aeropuerto y la Zona Verde de Bagdad es de las más peligrosas del mundo: bombas, atentados... Yo estaba acojonado, pero quería estar allí para contar cómo vivía la gente. Era un thriller. Pero me cautivó tanto esta otra historia, que no me quedó más remedio que cambiar (ríe).

¿Qué opina cuando le dicen que es el Ken Follett español?
Como un niño de 15 años cuando le dicen que juega como Kubala o como Eto'o (ríe). Yo soy un enamorado de la literatura. Yo aprendí a leer con Julio Verne, pero con 14 años leí Los pilares de la tierra. Cuando terminé, pensé que yo quería hacer cosas como esas. Evidentemente era una idea demasiado ambiciosa. Cuando conocí a Ken Follett este año, me dio la enhorabuena por tener un sueño y luchar hasta conseguirlo. A mí se me caían las lágrimas.

Qué menos...
Claro, te vas haciendo mayor y ves que tus sueños se cumplen, que tu primera novela se publica en 40 países. Yo le decía a Ken Follett "señor Follett, preocúpese porque le robaré el puesto". Se lo dije en broma, claro, pero se lo tomó en serio (ríe) y me dijo que tendría que ir con cuidado. Él es muy correcto y un auténtico caballero.

¿Se puede confiar en la transparencia del Premio de Novela Ciudad de Torrevieja?
Yo siempre lo he defendido. Fernando Savater decía en la rueda de prensa del Planeta que hoy en día, creer en el Planeta es como creer en los Reyes Magos. Presentar mi novela al Torrevieja fue idea de mi mujer. Yo no pensaba que fuera a ganar, pero cuando me llaman por teléfono para decirme que estaba entre los cinco finalistas, me pasé la noche temblando. Lo mismo que la noche del fallo, que llegué a encontrarme mal de los nervios (ríe).

Sus anteriores novelas han sido traducidas a muchos idiomas. ¿Cuál le ha hecho más ilusión?
El otro día me llegó una traducción de Contrato con Dios al coreano. Llamé a mi agente en Corea del Sur y le preguntaba cuál era mi nombre y cuál era el título, porque no podía reconocer ni mi nombre de la portada. Es increíble ver que a miles de quilómetros hay gente que te está leyendo, con una cultura diferente y que nunca conocerás.

Después del éxito de Espía de Dios, de Contrato con Dios y de El emblema del traidor, ¿es difícil no morir de éxito?
Tanto mi mujer como mi agente, Antonia Kerrigan, me protegen mucho. Me mantienen al margen de las negociaciones. Yo sólo me entero de todo cuando llega un contrato a casa para firmarlo. De ese modo, puedo dedicarme a mi familia y a trabajar. Mi preocupación ahora es hablar con vosotros. Hace unos minutos mi mujer me hablaba de que mi hijo necesita unos pañales más grandes (ríe). Esa cotidianeidad es necesaria para mí.

Más información en www. juangomezjurado.com

martes, 14 de octubre de 2008

Entrevista a Jaime Fuertes en Anika Entre Libros


Tenía pensado publicar aquí la entrevista que hice al crítico cinematográfico Jaime Fuertes. Pero teniendo en cuenta que es larga y que contiene varias fotografías cedidas amablemente por el autor, mejor os dejo el link de la web donde se ha publicado. Las respuestas de Jaime son muy interesantes y seguro que incluso los más cinéfilos aprenderán cosas sobre el oficio que él califica como "más divertido que un día de vacaciones".
Foto: Museu del Cinema de Girona

lunes, 14 de julio de 2008

Dime qué recuerdas y te diré quién eres....

"La vida no es lo que se ha vivido, sino de lo que uno se acuerda y cómo se acuerda”.
Gabriel García Márquez


Hoy estaba pensando en los recuerdos. Cómo recordamos un acontecimiento cuando acaba de pasar y cómo lo hacemos cuando ya es lejano. Los recuerdos los modificamos y los reinventamos cada vez que pensamos en ellos. A veces, incluso, llegamos a no poder distinguir lo que sucedió realmente de lo que creemos que sucedió.

Hace unos meses entrevisté para Anika Entre Libros (http://www.ciberanika.com/) - web en la que colaboro- a un psiquiatra francés muy prestigioso en su país, Patrick Estrade. Presentaba por aquel entonces su libro, Esos recuerdos que gobiernan nuestra vida. Fue una charla muy fructífera. Además, el periodista que le tenía que entrevistar después de mí no pudo asistir y yo pude quedarme hablando con él sobre curiosidades, preguntas que tenía sobre los recuerdos, la psicología, manías de la infancia... En fin, comouna consulta psicológica gratis, ¡vaya! Os dejo con una parte de la entrevista:


- Patrick, tu libro dice esos recuerdos que gobiernan nuestra vida, y no por ejemplo que influyen en nuestra vida. ¿Hasta qué punto dependemos de nuestros recuerdos?
Patrick Estrade: Para mí, en el momento en que hay sentimientos, recuerdos y emociones de la infancia que influyen hasta el punto en que nos impiden hacer determinadas cosas, más que una influencia, es un gobierno. Y estos son los casos de los que hablo en mi libro.


- En las primeras páginas explicas el caso de una mujer que afirmaba que después de someterse a tu terapia, el pasado le había cambiado. Evidentemente, esto no es así, pero imagino que lo que había cambiado era la percepción.
P.E: Sí, sí. ¡Es maravilloso!. ¡Formidable!. Es seguro que el pasado no cambia y no podemos hacer nada por cambiarlo, pero sí podemos cambiar la imagen que tenemos de nuestro pasado. Los recuerdos son cápsulas de energía y, cuando se trabajan, se puede conseguir liberar esa energía que contienen. Eso hace un cambio de perspectiva, un cambio de imagen. (Saca unas cartulinas donde hay dibujadas figuras. Empieza a moverlas. Las figuras parecen cambiar según la perspectiva desde la que se mire) ¿Ves?, con los recuerdos sucede lo mismo. La visión cambia y de repente los recuerdos suben desde abajo, como si se tratase de un ascensor… y finalmente conseguimos otra imagen de uno mismo. Esto es a lo que se refería esta mujer, le parecía que tenía un nuevo pasado y sólo había cambiado la imagen.

-De hecho, comentas que quizá no sea tan importante el recuerdo en sí, sino cómo lo revestimos cada vez que pensamos en él o cuando lo contamos a alguien.
P. E: Sí, así es, los recuerdos se reinventan cada vez que los contamos. Y creo que eso es muy interesante y, de hecho, lo más importante.

-Por ejemplo, en el caso de una primera cita amorosa. Cuando han pasado unos días, la recordamos de una manera. En cambio, si cuando esa relación se acaba, pensamos en esa primera cita, el recuerdo será totalmente diferente.
P.E: Sí, es muy interesante, eso ocurre porque son las emociones las que crean los recuerdos. Y las emociones vienen siempre del bebé que tenemos en nuestro interior.

-¿Por eso pide los tres recuerdos de la infancia a sus pacientes?
P.E: Sí, exactamente. Sólo con saber esos tres recuerdos, obtengo mucha información sobre la persona que tengo delante. No elegimos esos recuerdos al azar.

-Por ejemplo, en casos de pedofilia o incesto, hay personas que no pueden tener una vida normal hasta que verbalizan ese recuerdo. En el libro hay varios ejemplos reales.
P. E: El trabajo de reminiscencia es el que suprime el síntoma. Es el caso de estas personas, hasta que no han podido exteriorizar el recuerdo que les traumatizaba y han podido liberar esa cápsula de culpabilidad, no han podido empezar a vivir. Desde el momento en que lo aceptan y lo cuentan, ya tienen mucho ganado. A partir de ahí, se encuentran con un nuevo camino.

-Entonces, en casos de amnesia o Alzheimer… ¿qué nos queda cuando no tenemos recuerdos?P.E: Es muy difícil de responder. En el caso de Alzheimer lo que tiene la persona es algo totalmente confuso, porque el hecho de que ellos no se recuerden no quiere decir que no recuerden nada. Hay cosas de las que uno se acuerda porque son muy potentes y están dentro de uno mismo.

- Relacionado con esta pregunta, dices que con la edad, la memoria se va pero el recuerdo permanece. Resulta curioso cómo a veces las personas mayores no recuerdan nada de lo que hicieron el día anterior pero en cambio son capaces de contarte con todo detalle cosas de su juventud. ¿Tan selectiva es la memoria?
P. E: Hay una cosa muy bella en las personas mayores y es que en todos los ciclos de la vida hay una serie de recuerdos que cuando se acerca el final, se manifiestan… Y se vuelve a visitar todo el pasado, todas las emociones que te han marcado. Las personas de edad tienen las emociones a flor de piel, hay cosas que cuando yo tenía 40 años no me emocionaban absolutamente y ahora que tengo casi 60 me producen una emoción para mí desconocida. Para las personas mayores es como si la cadena de la vida fuese más importante que las pequeñas cosas cotidianas. Los grandes temas como el amor, el hambre o la guerra. O hechos pasados que te marcaron: cuando estuve internado en un colegio, cuando mi hermana murió, cuando mi padre tuvo un infarto… pero no sólo eso, sino también, por ejemplo, el recuerdo de una persona que nos ayudó mucho en un determinado momento o algo fabuloso que nos pasó. Yo, por ejemplo, recuerdo de una manera muy potente que cuando era pequeño se instaló al lado de mi casa una familia americana. Aún recuerdo que para mí, eso era algo fabuloso. ¡Una familia americana! Además me enamoré de una de las hijas, la pequeña americanita (suspira), con cabellos rojos y pecas. Esto que no lo escuche mi mujer… (Risas). Esos recuerdos a veces parecen insignificantes y en cambio, si perduran con el paso de los años es porque tuvieron un importante significado para nosotros. Para las personas mayores, esos recuerdos son mucho más potentes que acordarse de lo que cenaron el día anterior.

- Siempre me ha resultado curioso el hecho de ir conduciendo, por ejemplo, y de repente suena una canción en la radio, de manera casi involuntaria empiezas a cantarla, y ni siquiera te acordabas de ella.
P. E: Sí, este mecanismo es muy interesante. ¿Tienes tres horas para hablar de él? (Risas). El psicoanalista Jacques Lacan dice que “las personas no saben que saben”. Es el mismo mecanismo. El cerebro es una máquina brutal, un gran disco duro, todo está escrito automáticamente. Yo, por ejemplo, ahora te estoy mirando a ti, pero de manera casi inconsciente también estoy viendo a María (de la editorial Kairós), el patio, el agua… el cerebro lo registra todo. El cerebro te graba a ti, pero también la música que suena de fondo… Sí, es de una capacidad fenomenal. Es capaz de hacerte cantar una canción que crees que no sabes, pero realmente en algún momento se te grabó en el cerebro. Yo no soy muy Freudiano, sino más Adleriano, pero Freud dijo que él era capaz de repetir casi palabra por palabra una conferencia científica que había escuchado. En el manuscrito original escribí que yo no tenía tanta memoria, pero lo taché porque no quería tener ese complejo de inferioridad. (Risas).

- Tengo curiosidad por saber si conoces una película que se llama Eternal sunshine of the spotless mind, con Jim Carrey y Kate Winslet.
P. E: Mmmmm (piensa). No, no me suena.
Es una película que plantea la existencia de una máquina que borra los recuerdos. De este modo por ejemplo, la pareja protagonista va al consultorio para que borren todos los recuerdos de su vida común, porque sufren al recordarse.
P.E: Es muy interesante lo que me comentas (Apunta el título en su libreta). Te lo agradezco, porque las nuevas tecnologías permiten clasificar perfectamente el trabajo del cerebro. Se piensa que estos métodos nuevos podrán llegar a suprimir algunos recuerdos de las personas. Por ejemplo, MDR, es un método psicológico americano que se está poniendo a punto para el ejército norteamericano, el objetivo es que lo puedan utilizar sus soldados para que cuando vuelvan de una guerra, puedan borrar esos recuerdos dolorosos que les hayan quedado. Se está trabajando en ello. He leído en un artículo de la revista Nature que hay unas máquinas que permiten visualizar en el cerebro qué determinados recuerdos se está teniendo. Creo que estas nuevas máquinas revolucionarán toda la concepción del cerebro, su funcionamiento, los recuerdos… Pero lo que me gusta es que, a pesar de estas teorías y estas nuevas máquinas, ninguna contradice hasta ahora mis estudios ni lo que yo expongo en el libro sobre el funcionamiento del cerebro y los recuerdos. Por ahora me dan la razón.

- Eso es importante…
P.E: Sí, son muchos años de duro trabajo. Estas nuevas técnicas clasifican e identifican los recuerdos, pero no modifican mi teoría acerca de que los recuerdos están ligados a las emociones. El motor de los recuerdos son las emociones y el momento en que se encuentran.

-Entonces ¿podríamos decir en cierto modo que los recuerdos conviven en la mente y en el corazón?
P.E: Sí, sí es una bella expresión. (Sonríe).

- En tu libro también hablas de la importancia de los mercados de souvenirs -recuerdo, en francés- como una paradita bajo la Torre Eiffel.
P.E: Sí, es increíble el dinero que se llevan … Nosotros los compramos porque intentamos materializar el recuerdo a través de un objeto. Es como si te permitieran coger un trozo de tiempo y pudieras llevártelo. Es un tema completamente emocional. Por ejemplo yo cojo esta botella maravillosa (la de agua que tenemos encima de la mesa). No porque no sea una botella bonita, sino porque es el recuerdo que me llevo de esta entrevista, de una agradable charla, tranquila, con muy buen ambiente, aunque quizá cuando llegue a Niza, sólo sea una botella. Excepto en el caso de que tú y yo tuviéramos una preciosa historia de amor, entonces sí que me la guardaría (Risas). Estos souvenirs son los objetos que hacen de mediador de las emociones. A veces podemos ir llenando la casa de objetos, mientras los recuerdos se van borrando. Y como en todo, hay gente que hace dinero con ello.

-Una última pregunta: ¿habías estado antes en Barcelona?
P. E: Ufff, sí, hace 45 años, hace mucho tiempo ya (Risas)
¿Y qué recuerdo tienes de ella?
P. E: (Risas) ¡Qué gran pregunta! Pues tenía 15 años y vine con unos amigos de camping. Íbamos con mochilas y casi sin dinero. Recuerdo que hacía mucho calor, era verano, que había muchas moscas, la gente era muy amable y muy marchosa por la noche, y sobre todo recuerdo que probé por primera vez la sangría. Yo pensaba que era como limonada, y me emborraché… puff!! (Risas). También recuerdo que había unos mecheros que me resultaron muy graciosos. Y si nos pusiéramos a analizar estos recuerdos, seguro que dirían mucho de mí mismo. ¿Por qué recuerdo estas cosas y no otras? Todo tiene una explicación, lo del mechero debe ser relacionado con algo más ancestral, con el fuego quizás, y porque mi personalidad también es de fuego. (Risas)