miércoles, 2 de septiembre de 2009

La Gárgola, Andrew Davidson


LA GÁRGOLA
(The gargoyle)
ANDREW DAVIDSON
Editorial Seix Barral
Primera edición: octubre de 2008
Depósito legal: B.37.186-2008
ISBN: 978-84-322-3178-0
494 páginas



Un hombre cuyo nombre desconocemos conduce borracho por una carretera. Es un hombre atractivo, estrella del cine porno y exitoso. De repente visiona una multitud de flechas luminosas y pierde el control del coche. La botella de bourbon que bebía se confunde con las llamas provocadas por el accidente, y cuando el protagonista se despierta en un hospital ya no queda nada de lo que fue: ahora su cara está totalmente deformada, tiene gran parte del cuerpo quemado y le han amputado varios dedos, además de su pene.

Mientras está ingresado en la unidad de quemados, una paciente de psiquiatría llamada Marianne Engel empieza a visitarle. Ella es una excéntrica escultora de gárgolas que le asegura que no es la primera vez que se encuentran, ya que en el siglo XIV, cuando ella era una monja recluida en un monasterio y él un mercenario, vivieron una hermosa historia de amor. Además de su propia historia, Marianne le relatará otras apasionadas historias que devolverán al protagonista la ilusión por la vida, aun después de haberlo perdido todo. Sin embargo, una pregunta ronda por su mente ¿está loca Marianne o realmente se amaron hace setecientos años?

El canadiense Andrew Davidson ha tardado cerca de siete años en escribir su primera novela. El manuscrito fue acompañado por una carta del autor donde exponía al agente literario los motivos por los cuales no debía contratarle: que era excesivamente larga -el original superaba las 800 páginas-, que era difícil de adaptar cinematográficamente y que no era fácil de catalogar en ningún género. Por fortuna, el agente se sintió fascinado por esta novela sobre “el poder del amor para cambiar una vida” y la compró, con la única condición de que la acortara un poco.

Si algo no se le puede negar a este libro es su ambición y contenido, el cual, siendo equiparable a las muñecas rusas, incluye diversas historias en una misma novela. Por este motivo, hay que agradecerle profundamente al autor los variopintos sentimientos y sensaciones que nos hace experimentar como lectores. El relato empieza con unas páginas lúgubres y tenebrosas sobre el descenso de un hombre a su particular Infierno –son constantes las referencias que hay a La Divina Comedia de Dante Alighieri-, pero conforme avanza la trama, este relato de terror va dejando paso al amor y a la esperanza.

El contrapunto entre el sombrío protagonista y Marianne, esa particular Scheherazade actual, resulta interesantísimo. El relato juega en todo momento con la ambigüedad, estableciendo un juego de luces y sombras constante. El lector, al igual que el protagonista, dudará de la veracidad de la historia. Sin embargo, lo más importante es que se dará cuenta de que, al fin y al cabo, eso es secundario. Si lo que vivimos (y leemos) nos hace sentir bien, ¿para qué cuestionarnos?

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