
El otro día paseaba por el FNAC Triangle cuando en la sección de bolsillo algo me llamó la atención. Era un tomo de Psicólogos, psiquiatras y otros enfermos de Rodrigo Muñoz Avia, en su portada había algo diferente al ejemplar que yo tengo en casa. Me acerco curiosa guiñando el ojo derecho, que es lo que hago para contrarrestar el ojo vago que tengo y poder leer bien cuando se me han olvidado las gafas en casa. Y ahí está: además de incorporar una especie de ola azulada, en la esquina superior izquierda una etiqueta sentencia: Libros acuáticos.
Pues sí, se trata de una innovadora propuesta de Punto de Lectura: una serie de libros impresos en un papel especial que los hace absolutamente resistentes al agua. Osease, ideales para llevar a la playa, a la piscina, a pescar o para leer en la bañera.
Siempre he envidiado a esa gente que se toma un relajante baño de espuma mientras leen unos versos de Oscar Wilde, por ejemplo. Nunca me he atrevido a hacerlo porque me caracterizo por ser un tanto patosa y temía por la salud de mis libros... ¡Ahora todos seremos capaces! Además, también podremos leer tranquilamente sin tener que maldecir, cual vieja cascarrabias, al niño de turno que chapotea en la piscina como un poseso o al que en la playa te lo llena de tierra - porque, agarrénse señores, el libro no es sólo resistente a unas gotitas de agua, ¡es que incluso se puede lavar!-
De momento, estos son los libros acuáticos que podemos encontrar por un precio de 11,35 euros -un poco más caro que su versión tradicional- :
- Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos, de Rodrigo Muñoz Avia
- Frases célebres de niños, de Pablo Motos
- Sabor a chocolate, de José Carlos Carmona
- Nuestra incierta vida normal, de Luis Rojas Marcos
- Malinche, de Laura Esquivel
- El desorden de tu nombre, de Juan José Millás
- ¿Cada cuánto hay que echar a lavar un pijama?, de Luis Piedrahíta.
¿Qué os parece? Yo creo que cualquier iniciativa que fomente y mejore los hábitos de lectura es bienvenida. Y cuanto menos, la propuesta es innovadora y original.
Para los escépticos, os dejo el link de la amiga Anika que, cual Flippy de El Hormiguero, ha realizado un experimento empírico para mostrar su autenticidad.
Ahora, además de gritar "¡Al agua, patos!", añadiremos "¡Al agua, libros!".