lunes, 7 de julio de 2008

Si no me gustas en ocho minutos..¡olvídate de mí! y otras pijadas neoyorkinas




"Los más optimistas aseguran que enamorarse es fácil, porque sólo tienes que encontrar a una persona en un mundo donde hay millones de ellas. Los pesimistas, por el contrario, creen que no hay nada más difícil que buscar a una persona escondida entre millones".
- Citas en Manhattan, Emma Reverter-


¿A qué bando pertenecéis? ¿Conocer a alguien que merezca realmente la pena es lo más fácil del mundo, o, por el contrario es casi misión imposible?

Emma Reverter es periodista y jurista, nació en Barcelona pero vive en Nueva York y acaba de publicar su primera novela de ficción: Citas en Manhattan.
Que no os engañe el título, su libro no tiene nada que ver con esa serie de novelas que se empezaron a publicar a destajo a raíz del éxito de El diaro de Bridget Jones (Helen Fielding), y que narraba las peripecias de cuatro pánfilas que buscaban con desespero citas, sino que se aproxima más a un trabajo periodístico de investigación.

Victoria Sachs - alter ego de la autora- tiene que abandonar sus columnas diarias sobre los presos de Guantánamo porque su jefe quiere algo más ameno y fresco para el suplemento del verano. Nada de tragedias en plenas vacaciones, ¡arriba el gazpacho y el marujeo acerca de la celulitis de las famosas en bikini!. Así que la joven periodista tiene que encontrar un hilo conductor para todas sus columnas estivales. Lo encuentra en la nueva modalidad que se ha implantado en EUA: los asesores de citas que, con una buena cantidad de dinero en sus bolsillos, harán que encontremos al amor de nuestra vida o que tengamos miles de citas a ciegas insoportables, ¡y encima pagando!


En Nueva York, son muchos los que contratan a un dating coach, algo así como un asesor de citas. En EUA este negocio genera millones de dólares de beneficio. El país tiene 104 millones de solteros y el 75% quiere encontrar pareja. Así que, aunque aquí probablemente pensemos que los clientes serían aquellos que no se comen un rosco, en la ciudad de los rascacielos los hombres y las mujeres más respetables acuden a estos expertos en relaciones para que les asesoren y no perder el tiempo con citas desastrosas. Eso sí, antes de firmar el contrato con la empresa, tienes que llevarles un papel del banco que demuestre tu liquidez. Evidentemente, no vas a encontrar al amor de tu vida gratis.

Dentro de este interesante y sorprendente libro, me ha llamado la atención una modalidad que cada vez adquiere más fuerza: las citas de ocho minutos. Estos encuentros organizados permiten que todos los asistentes se conozcan entre sí pero sólo durante ocho minutos con cada uno de ellos. Cuando acaba la sesión cada uno escribe en un papel el nombre de aquel que le ha gustado y el moderador les pondrá en contacto. Si no has sido correspondido, puedes asistir al próximo encuentro sin tener que volver a pagar.
Estas citas express -vistas en numerosas series y películas norteamericanas- me parecen absolutamente inútiles e ilógicas. Se basan en la teoría del economista Malcolm Blackwell para quien las primeras impresiones son determinantes. Y que llega a asegurar que si una persona no te ha gustado en ocho minutos, ya no te gustará nunca. ¡Menuda gilipollez!

Emma Reverter aprovecha la ocasión para compartir con el lector algunas de las empresas más frikis que se han implantado gracias a este negocio -la mayoría sobrepasan lo ridículo-. Es el caso de http://www.lovecalculator.com/ una calculadora que muestra el éxito que tendrá una pareja según sus nombres de pila o, peor aún, la empresa que ha creado un alemán llamado Bern Dressler, cuyo oficio es llamar por teléfono a gente a la que no conoce para romper con ellas. Ahora ya contratamos a un desconocido para acabar con una relación amorosa. ¿Eso demuestra que somos muy cobardes o más bien muy vagos? Eso sí, no suframos por aquella taza que trajimos de Amsterdam o el cenicero de Menorca, porque el señor se persona sin ningún problema en cualquer casa ajena para recoger todos tus bártulos y recuerdos de esa relación - que te importaba bien poco si has sido capaz de contratar a este hombre-, sin tener que ver la cara de la persona a la que acabas de destrozar. Perdón, más bien a la que acaba de destrozar el señor Dressler.

Un libro ameno, original y didáctico que nos demuestra una vez más hasta donde somos capaces de llegar por conseguir pareja. Y es que yo soy de las que cree que encontrar a alguien que realmente merezca la pena es difícil. Como dice la autora: "hay muy pocas personas lo suficientemente interesantes como para merecer dos columnas enteras; la mayoría sólo merecen un breve". Si lo habéis encontrado - y mejor sin ayuda de un asesor que se haya quedado con vuestros ahorros- FELICIDADES: ¡SOIS AFORTUNAD@S!

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