jueves, 18 de septiembre de 2008

Busco señor para amistad y lo que surja...


Cuando uno lee las historias que Empar Moliner explica en Busco señor para amistad y lo que surja (Ed.Acantilado) tiene dos hipótesis. Una, que la escritora catalana tiene un talento increíble para explicar esas pequeñas cosas que hacen que la vida sea diferente y emocionante. Dos, que está completamente loca. Aunque probablemente estas cuarenta crónicas sean una mezcla de ambas.

Con la excusa de que “no echaban nada bueno en la tele”, esta ex cabaretera y ex actriz va a pedir presupuesto para hacerse un refugio atómico, le escribe una carta al obispo de Barcelona para pedir que la Iglesia Católica la borre de la lista de creyentes, consulta a un adivino sobre el futuro de la lengua catalana (desternillante) o se pasa una semana realizando el trayecto Plaza Cataluña- La Pedrera para ver cuántos pasos ha caminado. Todo ello narrado de forma irónica, sarcástica, con un increíble sentido del humor, pero también con ternura.

Moliner asume el rol de observadora de la vida y encuentra el placer en los pequeños detalles cotidianos, eso sí, siempre tratados desde un punto de vista original y mágico. ¿Quién sino iba a hacer una crítica de la LOCE a través de las anotaciones de una agenda escolar encontrada en la basura? Su propuesta se convierte en un potente revés para aquellos que crean que el periodismo no puede ejercerse de forma original y sobre todo humorística. Estas crónicas resumen la esencia de ese periodismo gonzo por el cual apostaba Hunter S. Thompson y dónde importan de forma equitativa tanto las historias como las peculiares anotaciones que nos propone la autora.

El protagonista de El guardián entre el centeno (J. D. Salinger, 1951), Holden Caulfield, explicaba que sabía cuándo le había gustado un libro si al acabarlo le entraban ganas de ser amigo íntimo del autor, para poder llamarle por teléfono siempre que le apeteciese. Las personas que se enfrentan a la vida diaria con vital optimismo, que ríen viendo series como Ally McBeal y consideran que la vida es un lugar lleno de pequeños placeres, seguramente querrán conseguir el teléfono de Empar y poder pasar largas horas hablando con ella. Total, como tampoco echan nada en la tele...

Reseña publicada en www.ciberanika.com

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