lunes, 6 de octubre de 2008

La amaba

Chloé acaba de ser abandonada por su marido. Está pasando uno de los peores momentos de su vida y no sabe qué hacer ni a quién acudir. Inexplicablemente, su mayor apoyo – quizá sería más apropiado decir su único- será Pierre, su suegro, un hombre aparentemente arrogante y callado con el que nunca tuvo mucha relación. Sin embargo, por primera vez en su vida, decide bajar la guardia y, además de convertirse en el paño de lágrimas de su nuera, le revelará un secreto que ha mantenido celosamente oculto durante años.

Debo confesar que leí este pequeño libro por su título. La amaba. Sencillo pero contundente. Dos palabras llenas de significado y que ya nos adelantan que la historia acaba mal. Pero ¿por qué?

Anna Gavalda, escritora parisina, saltó a la fama gracias a Quisiera que alguien me esperara en algún lugar (Seix Barral, 2005) y Juntos, nada más (Seix Barral, 2007), cuya versión cinematográfica se estrenó recientemente con Audrey Tautou como protagonista. Este año ha publicado su nueva novela: El consuelo

La amaba, es una breve novela llena de tristeza y melancolía. Los protagonistas son dos personas solitarias -suegro y nuera- quienes a basa de golpes han dejado de creer en el amor. Y la trama se basa principalmente en ese punto: los diálogos que mantienen sobre la pérdida del ser amado.
Chloé representa a la mujer recién abandonada que no sabe qué hacer ni por donde tirar con sus esquemas rotos, que llora por las noches, que se niega a probar bocado y que se pregunta constantemente en que falló para que dejaran de amarla.
Pierre, es su suegro, un hombre de 65 años que siempre ha mostrado una actitud arrogante y huraña incluso con su mujer y sus hijos. Sólo cuando decide apoyar a Chloé en estos duros momentos, por primera vez, parece deshacerse de su caparazón y mostrar su verdadera personalidad.

El mayor problema que presenta esta lectura es que varios capítulos se hacen un tanto monótonos y repetitivos, especialmente en las intervenciones de Chloé.
La lectura del libro mejora cuando es Pierre quien toma la palabra y revela a su nuera su gran historia de amor – y que no hace falta ser muy avispado para descubrir que no se trata de su mujer, sino de un amor oculto, de la única mujer a la que realmente amó y que da título a la novela-.

La amaba provoca una lectura un tanto irregular pero tiene un buen final: el ejemplo cotidiano que se explica en las dos últimas páginas encierra todo el encanto de la novela y del personaje de Pierre. Y nos da a entender lo triste que puede ser una vida sin amor.

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