lunes, 27 de octubre de 2008

Leones, armarios y el ojo interior


Relojes que parecen descomponerse, maniquís sin rostro, telarañas procedentes del sexo de la mujer, peces que se comen caballos... Aparentemente se trata de objetos desubicados y descontextualizados, pero como definió Frida Kahlo “el surrealismo es la sorpresa mágica de encontrar un león en el armario donde uno quería tomar una camisa”.

De hecho, una de las máximas de este movimiento artístico fue “FORME TES YEUX EN LES FERMANT” (forma tus ojos cerrándolos). Si la principal función de este órgano es conectar al ser humano con el mundo exterior, los surrealistas le asignarán otra aún más importante: conectar al individuo con el mundo interior.

Dalí ejemplifica este universo mediante la iconografía de un cajón, un objeto que al abrirlo nos descubre lo que hasta entonces se nos presentaba como oculto; el surrealismo cumple la misma función al mostrarnos lo que hay detrás de la mente del artista.
El origen de esta introspección lo encontramos en las connotaciones autobiográficas que dejan leer entre líneas algunos creadores: los amantes que se asfixian con telas de Magritte provienen del trauma que le causó al artista encontrar a su madre asfixiada con una bata, el dolor físico de Frida Kahlo o los complejos sexuales de Dalí serán elementos constantes tanto en su vida como en su obra.
Si tenemos en cuenta que la característica más importante del surrealismo es crear siguiendo impulsos personales y evitando cualquier tipo de control ejercido por la razón, no debe resultar extraño que el azar tenga un papel fundamental.

Masson aseguraba que realizaba sus dibujos de manera automática “empiezo sin una imagen o plan en mente, simplemente dibujo o pinto rápido según mis impulsos. Poco a poco, en las marcas que hago, veo sugerencias de figuras u objetos”. Algo que también le ocurría a Miróempiezo a pintar y a medida que lo hago, la pintura empieza a afirmarse a sí misma o a sugerirse bajo la acción de mi pincel. El primer estado es libre, subconsciente”.

A nivel personal, el mejor ejemplo de lo que los surrealistas llamaron “azar objetivo”, lo encontramos en el pintor rumano Víctor Brauner, quien en 1931 se retrató tuerto y siete años después perdió un ojo a causa de una botella que lanzó Oscar Domínguez durante una disputa con Esteban Frances. A partir de ese momento encontraremos referencias oculares en todas sus obras.
Con la filosofía del surrealismo los amigos de Breton implantan nuevas técnicas pictóricas: el fumage, que consiste en marcar con humo de una vela el cuadro, el grattage, donde se esparcen colores al azar sobre una mesa y al secarse se pinta encima, o los cadáveres exquisitos, dibujos compuestos por varias personas sin que ninguna de ellas pueda tener en cuenta las intervenciones precedentes. Todos tienen como elemento común que se realizaban sin saber muy bien cuál iba a ser el resultado final, el azar era el que acababa dando forma a la obra.

Para Jackson Pollock el azar también era decisivo: dejaba chorrear la pintura del pincel e iba creando dibujos automáticos, siguiendo únicamente impulsos (dripping). Teniendo en cuenta que no existía ninguna idea preconcebida de la obra, una periodista le preguntó “Y ¿cómo sabe cuándo ha terminado un cuadro?”. A lo que Pollock respondió con otra pregunta “¿Cómo sabe usted cuándo ha acabado de hacer el amor?”.
El arte surrealista no busca en el espectador la valoración estética superficial, sino que le exige implicación y valoración psicológica ante los elementos que se le muestran.
Más allá de esos objetos aparentemente descontextualizados, se encuentra el motivo que llevó al artista a colocarlo en ese preciso espacio y no en otro. Se trata de una especie de rompecabezas donde debemos ir uniendo las piezas para completar la obra -y la vida- del artista. Como sentenció Frida Kahlo:
“Breton se empeñaba en llamarme surrealista, pero no estaba en lo cierto. Nunca pinté sueños, pinté mi propia realidad”.

6 comentarios:

Xavier Borrell dijo...

Un post muy interesante patricia.

Xavier Borrell

Patricia Tena dijo...

Gracias Xavi, lo escribí a raíz de la visita a una exposición llamada "París y los surrealistas". Es un movimiento pictórico que me gusta mucho :)

Anónimo dijo...

La visión del arte como impulso automático tiene mucho que ver con mi modo de hacer poemas-canciones (baladas macgregorianas) y de concebir mi creatividad.
Supongo entonces - espero no parecer presuntuoso - que soy surrealista también.:)
porque para mí todo lo que escribo (excepto las reseñas) surge de lo espontaneo, dejarse fluir en mi máxima principal.
Ultimamente mi blog está dando buena muestra de ello. El surrealismo estaba algo dormido y por fin ha despertado.

Hay algo que también tiene que ver mucho con el surrealismo y es el concepto del "amor-fou". En ese sentido, muchos films de Buñuel hablan de esto: "Abismos de pasión",´"Él", etc., o incluso en algunas escenas de "La edad de oro": concretamente, la secuencia en la que el amante sangra por los ojos mientras acaricia los pechos desnudos de la amada mientras repite: mon amour, mon amour...
y también en "Un perro andaluz" todas aquellas secuencias en donde el amante y la amada protagonizan actos violentos o agresivos.

Me gusta como escribes
Me gusta como "hablas"
Me gusta como te explicas

Me gustas tú

que cantaba Manu Chao (mas o menos, versión libre macgregoriana).

besos fou

josephb

Patricia Tena dijo...

Muchas gracias Joseph. La verdad es k el surrealismo es mi corriente pictórica favorita y como ya has visto, para mi es muy importante el "Ojo interior", en mis escritos siempre lo muestro. De Buñuel he visto poco, lo tengo como pendiente y seguro que me encantará. Cuando las vea, las comentamos :) como hacemos siempre.
Y muuuchas gracias por el final del post, eres un encanto. A mi me encanta poder compartir largas conversaciones sobre pensamientos, gustos comunes -o no-... para mi la espontaneidad es muy importante también. ¡Me alegro de que el surrealismo haya vuelto a despertarse en ti! :)

Anónimo dijo...

He sacado de un cajón unas tarjetas que compré hace muchos años, cuando estuve en el Reina Sofía, y que son reproducciones de obras de Dalí.
Las he colocado en un marco con cristal y lo he colgado en la pared, frente a mi ordenador...
y bueno, en parte es gracias a ti y a este articulo...

Patricia Tena dijo...

Vaya Joseph, me alegro de haber influido en alguna medida. Tengo pendiente escribir un día sobre Remedios Varo, tan tarde la he descubierto... y sin embargo ocupa uno de los primerísimos puestos de mis favorit@s. Sé q tengo pendiente recomendarte un libro sobre dali y las fotos del museo, pero esta semana he estado ocupada y mañana me marcho a Murcia (aunke volveré muy pronto). Un besooo