El objetivo que tiene Pierre Bayard en este libro de sugerente título es precisamente desacomplejarnos: intenta que asumamos con naturalidad esta inocente trampa que, seguro, es más común de lo que creemos.

Para aquellos escépticos que aún no vean con buenos ojos esta práctica, el autor propone una acertada reflexión: incluso el más ávido lector siempre será un no-lector, puesto que el número de lecturas pendientes siempre será infinitamente mayor que el de lecturas realizadas.
Pensémoslo un minuto. ¿Cuánta gente conocemos que no ha leído el clásico de Shakespeare Romeo y Julieta y sin embargo conocen a la perfección su historia? ¿Es más válida la opinión de alguien que leyó un libro y después lo olvidó que la de otro que sin haberlo leído está perfectamente informado sobre él? ¿Qué opináis al respecto?
Mediante ejemplos prestados de la literatura (Proust, Umberto Eco, Oscar Wilde…) y el cine (Atrapado en el tiempo, con Bill Murray), el autor ofrece prácticos consejos para que el lector sea capaz de elaborar un discurso coherente acerca de un libro que no ha leído. Teniendo en cuenta, eso sí, multitud de factores como por ejemplo quién es el interlocutor: un amigo, un profesor – y aquí nos obsequia con un capítulo interesantísimo sobre cómo una tribu africana (los tiv) acogen la pieza teatral Hamlet- ante el propio escritor de la obra o con el ser amado.
Cómo hablar de los libros que no se han leído es un ensayo interesante que sin duda invita a reflexionar acerca de la literatura y sobre los hábitos de lectura. Sin embargo, al acabarlo probablemente a más de un lector le quede la sensación de que el autor, en lugar de darnos las claves para aprender a hablar de los libros no leídos tal y como anuncia en su título, más bien se ha decantado por explicarnos -y persuadirnos- de que hacerlo no es negativo.