martes, 22 de septiembre de 2009

El hombre que retrató a Lisbeth Salander


Gino Rubert, el autor de las portadas de Millenium de Stieg Larsson, expone en Barcelona

A pesar de haber expuesto en galerías, museos y centros culturales de diferentes países, a Gino Rubert se le conoce gracias a su trabajo como ilustrador de las portadas de la trilogía de Stieg Larsson. Esa mujer lánguida, de mirada inquietante y con cuerpo casi de títere, no pasó desapercibida en las retinas de los lectores, provocando que muchos se acercaran por primera vez al libro debido al magnetismo de la portada.
El pasado 17 de septiembre, el artista mexicano-catalán inauguró su nueva exposición Irma lentamente en la Galería Senda (c/ Consell de Cent 337-Barcelona), que permanecerá abierta al público hasta el 24 de octubre.

La muestra se compone por más de una docena de cuadros que combinan el collage hecho con dibujos, acuarelas, fotografías, plásticos y cabello, entre otros materiales. Al igual que en las portadas que le han catapultado a la fama absoluta, contrastan las tonalidades grises de los cuerpos de las féminas con los colores vivos utilizados para resaltar sus ojos, labios y uñas. Las figuras masculinas aparecen siempre en segundo plano y, según destaca el propio autor- que también aparece como personaje en su propia obra-, sus expresiones nos dicen que se sienten felizmente dominados por la mujer. Interpretación que no debió quedar demasiado clara entre algunos críticos, que tacharon la obra de misógina. El artista, con sentido del humor, subrayó que el caprichoso destino quiso que el empujón definitivo a su carrera se lo diera, precisamente, un libro que se titula Los hombres que no amaban a las mujeres.


Ante más de una treintena de asistentes, Gino Rubert explicó cómo gracias a su trabajo como ilustrador de la edición que Círculo de Lectores y Galaxia Gutenberg hicieron de Salomé (Oscar Wilde), la editorial Destino pensó en su mano e imaginación para decorar las portadas de la célebre trilogía Millenium. El artista, que no creó expresamente las portadas para la ocasión sino que prefirió recuperar antiguos trabajos, destacó con humildad que tanto la edición castellana como la catalana tienen un impacto visual que no se encuentra en otras ediciones extranjeras. “La alemana no me gustó porque creo que se escogieron los colores erróneamente. La inglesa está bien, pero es demasiado convencional, ya que aparece una chica de espaldas con un tatuaje de un dragón”.

El público hizo hincapié en que él había sabido plasmar a la perfección la ambigua personalidad de la protagonista femenina del libro. Una opinión que él comparte a medias. “Me sorprende porque Larsson habla de Lisbeth como una chica muy joven, de aspecto aniñado: con poco pecho, pelo corto y rodeada de piercings y tatuajes. La mujer que yo presento no coincide en absoluto con esta descripción, pero aún así, yo también creo que tienen mucho en común”.



Gracias a la exposición Irma lentamente, los asistentes descubrirán que hay vida más allá de Larsson y que, de hecho, las portadas no son, ni de lejos, las mejores creaciones de Gino Rubert. Aunque sí encontrarán elementos y patrones comunes. “No me gustan las obras que te enseñan algo y no dejan lugar a la imaginación. Yo apuesto por dejar puertas abiertas. Para mí, una pintura funciona cuando sugiere, no cuando explica. Lo ideal es que guste pero también que moleste, igual que cuando uno está enamorado”. No es de extrañar, pues, que el rostro de la chica de las portadas sea un antiguo amor del artista, la ilustradora argentina Tamara Villoslada. Aunque para la mayoría siempre será Lisbeth Salander: hacker, víctima y verdugo y eterna enamorada de Kalle Blomkvist de los cojones.

Irma lentamente, Gino Rubert
17 de septiembre- 24 de octubre de 2009
Martes a viernes de 10.30- 14h y 16-20 h
Sábados de 11- 14 h y 17-20.30h
Recordamos que la entrada a las galerías de arte es gratuita
Más información en:
http://www.ginorubert.com/ y http://www.galeriasenda.com/

viernes, 18 de septiembre de 2009

Catorce vidas son dos gatos (Fito & Fitipaldis)


Cuánto se grito diciendo nada
No pudimos ver con tanta luz
Yo buscaba el cielo en tu mirada
Y nunca sabré lo que encontraste tú.
Que te traigan flores las mañanas
Que no pases noches sin dormir
Que un sueño se pose en tus pestañas
Uno de esos sueños que me sueña a mí.
Detrás del viento un huracán
Se fue formando en la cabeza
Cuando te cansas de sufrir, siempre me dejas.
Mi corazón es de cristal
No guarda nada que no veas
Sólo un pequeño resplandor de nuestra hoguera.
Mi canción que nace del fracaso
Es sólo una piel sobre la piel
Algo que se besa y sabe amargo
Es mi boca seca, nada que beber.
Pobre corazón que no sabe que decir
Si te vas por lo que soy
O por lo que nunca fui.
Hay caminos que hay que andar descalzo
Ya no te preocupes más por mí
Siempre me entra arena en los zapatos
Esta vez me quedo aquí.
Si te cabe el cielo en un abrazo
Siempre habrá una estrella para ti
Si catorce vidas son dos gatos
Aún queda mucho por vivir…
Catorce vidas son dos gatos- Fito y Fitipaldis

viernes, 4 de septiembre de 2009

Frases célebres de niños, Pablo Motos

Frases célebres de niños
Pablo Motos
Editorial: Aguilar/ Punto de Lectura
Primera edición, 2007
Género: Humor
160 Páginas
ISBN: 978-84-663-2206-5

Dicen que los niños siempre dicen la verdad. ¡Y qué verdades tan maravillosas nos revelan en este libro! En él, los más pequeños exponen su particular visión de la vida, así como sus preocupaciones, inquietudes e ilusiones.

En el prólogo, Pablo Motos, presentador del programa de Cuatro El Hormiguero, explica que la idea de crear este libro surgió tras una conversación con una de sus amigas, la periodista Nuria Roca. Entre risas, ambos empezaron a intercambiar algunas frases y anécdotas protagonizadas por sus hijos, hasta que se dieron cuenta de que tenían entre manos un puñado de reflexiones que bien podían considerarse filosofía infantil.

Frases célebres de niños recoge ocurrencias de diversa índole, relacionadas con temas como la inmigración, el matrimonio y el sexo, Dios y la religión, etc., todo narrado desde la perspectiva de los niños, donde predomina lo espontáneo y divertido, pero también lo coherente y reflexivo.
En esta ocasión, considero que es mejor compartir con los lectores un par de ejemplos que extenderme en una reseña que, sin duda, no estaría a la altura del contenido del libro.

Miguel le explica a su madre que en su clase hay una niña china. Ella le responde que eso está bien y que también hay gente española que vive en China. El niño responde “Jo, vaya morro” y su madre le pregunta por qué. A lo que él replica “porque allí todo vale un euro”.

Paula está corriendo y cuando para, el corazón le late muy deprisa. Se pone la mano en el pecho y le dice a su madre “Mamá, mira qué rápido me va el amor”.

Kevin viaja cada día con su madre en autobús. Para evitar pagar el billete del pequeño, ella le dice “si te preguntan la edad, les dices que tienes 3 años”. Un día, caminando por el barrio una vecina los ve y, después de decirle a Kevin que está guapísimo, le pregunta cuántos años tiene. El niño mira a su madre y le dice en voz alta “Mamá, ¿cuál le digo, la de verdad o la del autobús?”.

Una mañana Nacho le dice a su madre muy serio que no quiere ir más al colegio. “Bórrame, mama”, le ruega. A lo que ella le responde: “Tienes que ir cada día, no puedo borrarte”. El niño se pone a llorar y le pregunta indignado: “¿Por qué? ¿Es que me has apuntado con boli?”.
Hugo preguntó a su madre: "Mamá, ¿cómo salí de tu barriga?". Y su madre le respondió: "Pues primero salió la cabeza, después los hombros, luego el cuerpo y al final las piernas". Y dijo Hugo, asustado: "Mamá, ¿pero es que salí destrozado?".

Un libro ideal para reír sin complejos y para volver a ver la vida con los ojos de un niño. Esa visión que, según el autor de El principito, Antoine de Saint-Exupéry, nunca deberíamos perder.


Nota: Todos los beneficios del libro son donados a la Federación Española contra la Fibrosis Quística.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

La Gárgola, Andrew Davidson


LA GÁRGOLA
(The gargoyle)
ANDREW DAVIDSON
Editorial Seix Barral
Primera edición: octubre de 2008
Depósito legal: B.37.186-2008
ISBN: 978-84-322-3178-0
494 páginas



Un hombre cuyo nombre desconocemos conduce borracho por una carretera. Es un hombre atractivo, estrella del cine porno y exitoso. De repente visiona una multitud de flechas luminosas y pierde el control del coche. La botella de bourbon que bebía se confunde con las llamas provocadas por el accidente, y cuando el protagonista se despierta en un hospital ya no queda nada de lo que fue: ahora su cara está totalmente deformada, tiene gran parte del cuerpo quemado y le han amputado varios dedos, además de su pene.

Mientras está ingresado en la unidad de quemados, una paciente de psiquiatría llamada Marianne Engel empieza a visitarle. Ella es una excéntrica escultora de gárgolas que le asegura que no es la primera vez que se encuentran, ya que en el siglo XIV, cuando ella era una monja recluida en un monasterio y él un mercenario, vivieron una hermosa historia de amor. Además de su propia historia, Marianne le relatará otras apasionadas historias que devolverán al protagonista la ilusión por la vida, aun después de haberlo perdido todo. Sin embargo, una pregunta ronda por su mente ¿está loca Marianne o realmente se amaron hace setecientos años?

El canadiense Andrew Davidson ha tardado cerca de siete años en escribir su primera novela. El manuscrito fue acompañado por una carta del autor donde exponía al agente literario los motivos por los cuales no debía contratarle: que era excesivamente larga -el original superaba las 800 páginas-, que era difícil de adaptar cinematográficamente y que no era fácil de catalogar en ningún género. Por fortuna, el agente se sintió fascinado por esta novela sobre “el poder del amor para cambiar una vida” y la compró, con la única condición de que la acortara un poco.

Si algo no se le puede negar a este libro es su ambición y contenido, el cual, siendo equiparable a las muñecas rusas, incluye diversas historias en una misma novela. Por este motivo, hay que agradecerle profundamente al autor los variopintos sentimientos y sensaciones que nos hace experimentar como lectores. El relato empieza con unas páginas lúgubres y tenebrosas sobre el descenso de un hombre a su particular Infierno –son constantes las referencias que hay a La Divina Comedia de Dante Alighieri-, pero conforme avanza la trama, este relato de terror va dejando paso al amor y a la esperanza.

El contrapunto entre el sombrío protagonista y Marianne, esa particular Scheherazade actual, resulta interesantísimo. El relato juega en todo momento con la ambigüedad, estableciendo un juego de luces y sombras constante. El lector, al igual que el protagonista, dudará de la veracidad de la historia. Sin embargo, lo más importante es que se dará cuenta de que, al fin y al cabo, eso es secundario. Si lo que vivimos (y leemos) nos hace sentir bien, ¿para qué cuestionarnos?