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martes, 28 de octubre de 2008

Dos mitades separadas no hacen uno: La chica del puente

Iremos, yo, tus ojos y yo, mientras descansas, bajo los tersos párpados vacíos a cazar puentes, puentes como liebres, por los campos del tiempo que vivimos.
Pedro Salinas

En la pantalla vemos una imagen que hipnotiza. Adele (guapísima Vanessa Paradis) relata a un interlocutor desconocido su vida. Tiene 22 años y el peso de muchos sueños rotos. Siempre ha creído lo que le han prometido, y siempre ha resultado engañada. Cree que la felicidad no está hecha para ella y se lamenta de no haber tenido nunca nada, "salvo mi mala suerte".
Para Adele el futuro es la imagen de una estación de tren repleta de gente corriendo, personas que se dirigen hacia algún lugar y que esperan reencontrarse con alguien. Mientras, ella es tan sólo una espectadora, está sentada en esa estación esperando que le ocurra algo.
Ha aceptado que nunca será feliz y por eso decide tirarse desde un puente de París. Pero no está sola, justo en el momento en que va a soltar la barandilla, alguien le dice "Pareces una chica a punto de cometer una estupidez".
Es Gabor (Danien Auteuil) un hombre solitario que va por los puentes y tejados parisinos buscando jóvenes suicidas para ofrecerles trabajo: él es lanzador de cuchillos en un espectáculo y necesita mujeres a las cuales no les importe morir si sucede un fallo durante un ensayo o una actuación. Parece una locura, pero Adele acepta. Ella ya considera que está viviendo muerta.
- ¿Es usted quién la ha salvado?
- No lo sé. Estaba muy oscuro. Quién sabe quién salvó a quién...

Al trabajar juntos, la suerte comienza a sonreírles. Ganan dinero con apuestas de azar que siempre aciertan, consiguen éxito y respeto dentro del mundo del espectáculo, y gracias a su compañía han acabado con la soledad... Pero ella se enamora y, ante la ambigüedad de los sentimientos de él, decide marcharse. Aquí se viven algunas de las escenas más bonitas, con las conversaciones que mantienen a distancia.
Para sorpresa de ambos, una vez separados todo les vuelve a ir mal. ¿Existe la suerte? ¿El destino les incita a estar juntos si quieren ser afortunados?

Patrice Leconte consigue con La fille sur le pont crear una pequeña joya, frágil, tierna y con mucho valor.
Rodada en blanco y negro, nunca se echa en falta el color gracias a la meticulosa fotografía y los acertados planos, entre los que destacan las intensas miradas entre los protagonistas. Sus ojos dicen lo que sus bocas callan.

Vanessa Paradis -cantante, actriz y mujer de Johnny Depp- está absolutamente fabulosa en este papel: Adele es espontánea, divertida y encantadora. Su partenaire masculino no se queda atrás, Daniel Auteuil demuestra una vez más que es un actor de los grandes y que sabe trasmitir emociones como pocos, incluso cuando a su personaje le gustaría no hacerlo. La omnipresente banda sonora hace el resto.

La chica del puente consigue que nos volvamos a enamorar de París y de sus característicos puentes. Nos habla del amor, la suerte y del destino, y de cómo frecuentemente no sabemos apreciarlos hasta que los hemos perdido. En nuestra mano está ponerle remedio. Aquí, la metáfora más acertada es la de un billete partido por la mitad. Sin la parte que le falta, no tiene ningún valor.

"Lo siento, necesito el reloj por si tengo que deprimirme. Nos aferramos a nimiedades como un mechero, un billete roto y su primera mirada en el puente... una noche en la que yo también intentaba tirarme. No se deprima amigo, sólo tiene que encontrar una noche en un puente a una chica de ojos grandes tristes..."

¡Gracias a mi hermano por descubrirme, hace años, esta pequeña joya del cine!