viernes, 20 de junio de 2008

¿Y fueron felices para siempre en Nueva York?

Las chicas han vuelto. Y con ellas los restaurantes más chics de Nueva York, los tacones de vértigo, las margaritas y los cosmopolitans, los modelitos imposibles -¿qué demonios hace Carrie con un pájaro verde en la cabeza?-, los Manolos y, cómo no, los almuerzos entre amigas plagados de sexo.

Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte vuelven con más fuerza que nunca: con los mismos ingredientes que las hicieron triunfar pero también con algunas sorpresas bajo la manga. Samantha (Kim Cattrall) sigue soñando con el sexo - y ahora también con el botox-; Charlotte (Kristin Davis) es la dulce del cuarteto, pero ahora también es una encantadora mamá; Carrie (Sarah Jessica Parker) es una escritora de éxito que cree haber encontrado por fin la felicidad al lado de Mr. Big y Miranda (Cynthia Nixon) vive en Brooklyn con la familia que tanto esfuerzo le costó formar.

El gran cambio que nos presenta la película es que ahora el tema de preocupación principal ya no es tanto el sexo - que también está presente- como el amor. Y muy especiamente la capacidad de perdonar para poder amar.

El director Michael Patrick King se ha defendido de las críticas, que acusaban al largometraje de ser menos picante que la serie original, alegando que ahora las cuatro protagonistas tienen más de cuarenta años, han madurado y, por lo tanto, tienen otras preocupaciones. " La serie siempre tuvo como tema central la búsqueda del amor. La película habla de lo que ocurre cuando lo han encontrado". O lo que es lo mismo, qué pasa después del y fueron felices y comieron perdices. Normalmente sólo nos cuentan hasta ahí, pero qué pasa luego: ¿Les puede la monotonía? ¿Siguen practicando el sexo con la misma pasión del principio? ¿En este mundo de tentaciones, logran ser fieles?...

Todas estas preguntas obtienen respuesta en la versión cinematográfica de la exitosa serie que, digámoslo desde ya mismo, es una auténtica delicia para sus fans. Teniendo en cuenta que primero vino la serie de tv, es lógico que resulte casi imprescindible haberla visto con anterioridad para entender a sus protagonistas, y muy especialmente, la cansina relación entre Mr. Big - aquí ya conocido como John- y Carrie. No obstante, también puede verse primero el largometraje como una comedia romántica más y luego querer recuperar la serie para profundizar más en sus siempre interesantes y complejos personajes. Por ello, los primeros minutos servirán tanto a los que quieren refrescar su memoria como para los que aún no tienen el placer de conocerlas, mediante un excelente repaso de la vida de cada una de ellas con el tema Labels or love de Fergie de fondo.

Los que, como yo, siguieron la serie con pasión, entusiasmo y soñaban ser la sexta miembro del grupo- todos sabemos que la quinta es la ciudad de Nueva York-, tienen mucho ganado. Reirán sin parar en varias ocasiones, sentirán una alegría estúpida en el cuerpo al reencontrarse con esas viejas amigas, algunas escenas harán que contengan la respiración y acaben con los ojos humedecidos, disfrutarán viendo los nuevos modelitos que puestos en otro cuerpo serian una horterada pero que al llevarlos Sarah Jessica Parker parecen fabulosos... todo ello acompañado de música chic y el máximo glamour. Tal como nos enseñaron durante seis temporadas de televisión y tal como son ellas.

En Sexo en Nueva York: La película no hay trampa. Tiene todos los elementos que gustan a sus fans y no creo que decepcione a ningún seguidor de la serie. Es casi imposible no disfrutar con la visión de la vida que nos ofrecen estas cuatro amigas, que nos muestran su lado más divertido e informal, pero también las adversidades que hay que superar y los miedos que vencer. Lo que siempre me encantó de la serie es la relación entre ellas: ellas reencarnan al verdadero amor. Contando con unas amigas tan especiales y entregadas- veáse el viaje a México- parece que cualquier problema tenga solución.

Ellas nos dieron a conocer mucho sobre sexo, sobre moda, sobre la ciudad de los rascacielos y sobre el desamor, pero quizá, por encima de todo, nos enseñaron el valor de la amistad. ¡Gracias por volver y recordárnoslo!




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